No solo los encargados de gobernar son los que provocan disfunción social, también en la ciudadanía veo actos, situaciones que superan, por mucho, al teatro de lo absurdo.
Desde muy joven me he interesado por la política. Leo casi todos los periódicos formales, escucho y veo noticias de periodistas serios, y nunca, nunca he sentido tanta desesperanza por mi país.
A diario todos estos medios pareciera se han convertido en el Alarma! o en Duro y directo, pero no es amarillismo, es la cotidianidad, el día a día…