El momento de acabar la violencia contra las mujeres es ¡ya!

Las mujeres deberían poder decidir sobre todas las políticas que inciden en sus vidas, pero aún hoy están excluidas de la mayor parte de los espacios de toma de decisiones.

El momento de acabar la violencia contra las mujeres es ¡ya!

Por María Noel Vaeza*

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas son la hoja de ruta aceptada por la mayoría de los países del mundo para poner fin antes de 2030 a los problemas más urgentes que enfrentamos como especie.

El propósito es construir un futuro en el que contemos con un planeta en condiciones para garantizar una vida digna a sus habitantes sin dejar a nadie atrás. Es un plan ambicioso y lleno de dificultades, pero lo peor que podemos hacer es no intentarlo.

El ODS 5 establece la necesidad de alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas. Este es una meta transversal a todos los demás objetivos, y a la vez un propósito enorme, ambicioso, complejo. La pregunta es ¿por dónde empezamos para alcanzarlo?

Pues un buen punto de partida sería combatir todas las formas de violencia contra las mujeres. El femicidio/feminicidio, por ejemplo, es la más grave de las expresiones de la violencia de género que toma una dramática dimensión en América Latina y el Caribe. De acuerdo con los datos oficiales que recopila el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, al menos 4,640 mujeres fueron asesinadas en 2019 por razones de género en 23 países de América Latina y el Caribe. Pero sin duda hay diversas formas sobre las que podemos actuar ya.

La gravedad del fenómeno de la violencia contra las mujeres y las niñas ha obligado a 18 países latinoamericanos a modificar sus leyes para sancionar el femicidio/feminicidio: Costa Rica (2007), Guatemala (2008), Chile y El Salvador (2010), Argentina, México y Nicaragua (2012), Bolivia, Honduras, Panamá y Perú (2013), Ecuador, República Dominicana y Venezuela (Rep. Bol. de) (2014), Brasil y Colombia (2015), Paraguay (2016) y Uruguay (2017).

Pero la violencia no se restringe al ámbito privado, hay también en las redes sociales, acoso en las calles, discriminación en los lugares de empleo. Las mujeres deberían poder decidir sobre todas las políticas que inciden en sus vidas, pero aún hoy están excluidas de la mayor parte de los espacios de toma de decisiones (ministerios, parlamentos, directorios de empresas).

Si bien las mujeres en la región tienen casi paridad en la academia, en las carreras en ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (STEM, por sus siglas en inglés) están subrepresentadas en estos ámbitos de decisión. Esto se evidenció en la gestión de la pandemia, por ejemplo, con la conformación de los comités que conducían la respuesta.

En política, se manifiesta de diversas formas: desde el asesinato de candidatas y lideresas, a ataques físicos, acoso verbal y cibernético. Para quienes ejercen este tipo de responsabilidad pública, la violencia es una realidad cotidiana.

Por otra parte, dada la llamada brecha digital, se calcula que más de 70 millones de mujeres en América Latina y el Caribe no tienen acceso a internet, lo cual las excluye de posibilidades de empleo y aprendizaje, pero también de asesoramiento e información sobre sus derechos y servicios de atención ante la violencia.

Aún sin contar con datos oficializados y comparables en todos los países de la región sobre violencia de género, denuncias y feminicidios, la pandemia del COVID-19 no ha hecho más que agravar las cosas. Asimismo, ha provocado un retroceso de hasta 10 años en algunos de los derechos fundamentales conquistados por las mujeres.

Y las soluciones que se han implementado para superar los efectos de la crisis sanitaria tampoco toman en cuenta a las mujeres, a pesar de que fueron ellas quienes se llevaron la peor parte, dado del impacto causado por las medidas de confinamiento y de restricciones a la movilidad promovidas desde los gobiernos para detener la propagación del virus.

Este 25 de noviembre conmemoramos en todo el mundo el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Es, además, el inicio de los “16 días de activismo” contra la violencia de género que se extienden hasta el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, iniciativa global que cumple en esta edición 30 años.

A la vez, se lanza la campaña del Secretario General de Naciones Unidas,ÚNETE para poner fin a la violencia hacia mujeres y niñas”. Así, organizaciones de la sociedad civil, organismos internacionales, medios de comunicación y sector privado estaremos promoviendo la adopción de medidas efectivas para poner fin a la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos y en todas sus formas.  Es un día para la denuncia, pero también para exigir medidas y políticas efectivas que permitan avanzar de manera sostenida y firme en esta línea.

A mediados de este año, el Foro Generación Igualdad creando un movimiento multilateral, convocó a los gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, organismos internacionales, entidades filantrópicas y el sector privado para promover acciones concretas para la prevención y eliminación de la violencia de género.

Pero también apuntamos a la toma de conciencia y al compromiso individual de acabar con conductas, comentarios y actitudes que perpetúen o avalen los distintos tipos de violencia contra las mujeres.

Hay mucho por hacer, pero no hay alternativa, ni más plazos. Solo nos quedan ocho años para llegar al 2030 y lograr esta meta. Por eso, cuando decimos “Pongamos fin a la violencia contra las mujeres ya”, enfatizamos el sentido de urgencia y llamamos a la acción inmediata: “¡Ya es ya!”. Tenemos que unirnos en esta lucha.

Hagámoslo ya, ¡Ya es ya!

*María Noel Vaeza es la Directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


80 columnistas y más de 100 puntos de vista por menos de un libro al mes.