Violencia, la otra pandemia del futbol

¿Cuándo fue la última vez que asististe a un partido de futbol denominado de alto riesgo acompañado de tu familia?

Violencia, la otra pandemia del futbol

⚠️ Actualización - sábado 05 de marzo de 2022

“La pelota no se mancha”, ese fue el final del discurso de Maradona cuando se despidió de las canchas. Hoy, en México, tristemente, la pelota se tiñó de rojo.

Las imágenes en Querétaro son simplemente brutales. Niños corriendo dentro del campo sin camiseta por miedo a ser golpeados, parejas cubriendo a mujeres, padres cubriendo a hijos mientras ellos reciben los golpes, personas pidiendo en redes apoyo para encontrar a familiares que hicieron el viaje y se encontraban en el estadio La Corregidora, un inmueble que fue testigo silencioso de los actos más violentos que se hayan visto en el futbol mexicano.

Y no, no fue algo casual. No era la primera, ni la segunda ocasión que se presentaban hechos violentos en un enfrentamiento entre Querétaro y Atlas o en otros encuentros, ha pasado por años, la violencia se fue apoderando poco a poco del futbol mexicano hasta que, lamentablemente, se les salió de las manos.

El resto de la jornada 9 del Grita X La Paz, lema que curiosamente adoptó la liga tras la invasión de Rusia a Ucrania, tuvo que ser suspendida debido a los actos vergonzosos y lamentables en Querétaro.

El sábado 5 de marzo de 2022 será recordado como un día negro en el futbol mexicano.

Los que amamos este deporte estamos hartos de ver como temporada tras temporada la violencia se repite y va en aumento. Lo ocurrido en Querétaro es inadmisible, lamentable y no puede quedar impune.


¿Cuándo fue la última vez que asististe a un partido de futbol denominado de alto riesgo acompañado de tu familia, incluyendo menores de edad, sin temor a ser agredido?

El regreso de aficionados a los estadios trajo de vuelta la violencia a las gradas y/o en la periferia de los recintos, un mal que gracias a la pandemia por Covid-19 quedó en el olvido, aunque fuera por poco tiempo.

A partir de la temporada pasada, poco a poco los enfrentamientos entre aficionados de clubes opuestos y también entre hinchas del mismo equipo, comenzaron a aparecer, destapando, de nueva cuenta, una problemática que autoridades de la Liga MX, Federación Mexicana de Futbol y gobiernos locales, han intentado erradicar sin éxito alguno.

En la Ciudad de México, el partido considerado de mayor riesgo es el América contra Pumas. Los grupos de animación de ambos equipos son conocidos por su poca tolerancia entre ellos, la cual ha provocado grandes trifulcas a lo largo de la historia.

La edición de la temporada Grita México 2021 no fue la excepción.  El Estadio Azteca estuvo, por primera vez en año y medio, al 75% de su capacidad. Un grupo de seguidores de la UNAM derribaron una malla de la parte superior del inmueble, otros lanzaron petardos, incluso en medios de comunicación y redes sociales, circuló un video en el que un “aficionado” de Pumas, que ingresó a uno de los palcos, portaba un arma de fuego.  En el estacionamiento del estadio, el enfrentamiento entre aficionados auriazules y azulcremas continuó.

El estadio Alfonso Lastras, en San Luis Potosí, se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para la Liga en cuanto a disturbios se refiere. Cada temporada, por lo menos, se registran dos enfrentamientos entre aficionados rivales ya sea dentro o fuera del inmueble. En esta campaña, seguidores del Atlético de San Luis han protagonizado batallas campales, la primera ante Tigres, en donde incluso se escucharon detonaciones de arma de fuego y la segunda con aficionados del América.

La pandemia llamada violencia se ha apoderado de los estadios y canchas de futbol en todo México, no solo de la Liga MX, que es la que tiene los focos de atención al ser la principal, también hay violencia en la Liga de Expansión, en segunda, tercera división, que son los sectores “controlados”. En el futbol amateur, la violencia  ha sido frecuente, pero en los últimos meses se han registrado tiroteos en algunos campos.

A lo largo de los años se han tomado diversas medidas para contrarrestar la violencia en el futbol profesional. En la Liga MX se prohibió el ingreso a los estadios con mantas, cohetones, mochilas grandes, cinturones con hebilla de metal. La mayoría de los equipos tienen identificados a cada uno de los miembros de sus grupos de animación a través de credenciales. Se limitó la venta de cervezas dentro de los inmuebles. Para cada partido de alto riesgo, cuando son dos equipos de la misma ciudad, se realizan juntas entre funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública local y los líderes de los grupos de animación. Todos estos esfuerzos son en vano cuando la violencia regresa.

“Implementaremos medidas para erradicar la violencia en los estadios”, “hemos trabajado con los clubes para controlar a los grupos de animación, pero ha sido insuficiente”,  “las medidas han sido insuficientes para erradicar la violencia”, “queremos traer de vuelta a las familias a los estadios” o “seguiremos la lucha contra la violencia”, son solo algunas de las frases que han dicho Presidentes de la FEMEXFUT y de la Liga MX, durante los últimos 18 años, tiempo que tengo laborando en medios de comunicación.

En la actualidad es menos común ver a familias completas asistir a los partidos denominados de alto riesgo. Aficionados que buscan distraerse yendo a los estadios para ver un encuentro de futbol, lo piensan dos veces antes de asistir.

La violencia en este deporte no es exclusiva de México, es una situación que la FIFA reprocha y ha intentado erradicar, no distingue género, edad, religión y mucho menos camisetas.

Dicen que el futbol es el gran reflejo de la sociedad.


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