Por Ana Cecilia Pérez 

Imagina que un museo con siglos de historia, donde cuelga la sonrisa más famosa del planeta, guarda sus tesoros con una contraseña digna de un Wi-Fi de cafetería: “LOUVRE”.

No, no es una broma. Es parte de lo que revelaron las auditorías de seguridad del propio Museo del Louvre.

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