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Por Areli Paz
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Se nos dijo, se nos advirtió en 2006: “al diablo las instituciones”. A 18 años de esa frase, se consuma el deseo de López Obrador de tomar todo el poder. No pudo él, no le alcanzó el tiempo y los votos, porque aún valía la oposición, pero trazó el camino para su sucesora.

Claudia Sheinbaum y su partido se robaron el Poder Legislativo con una mayoría ficticia y este domingo, con la farsa de elección, lograron hacerse del Poder Judicial.

Ya no existe la división de poderes. A partir de ahora podemos hablar de un poder único y autoritario: tienen el poder de proponer, cambiar, decidir y defender a los suyos con sus ideas. Los que piensen diferente y quieran ser oposición estarán en la banca de enfrente tratando de sobrevivir.

En la retórica, la presidenta saldrá con sonrisa congelada para decir que la elección fue un éxito, y sí, se hicieron del Poder Judicial, por supuesto que fue su éxito.

Aunque la validación ha sido mínima, el pueblo al que convocaron no sabía ni qué decía, ni por qué. Morena, López Obrador y Sheinbaum lograron adoctrinar, asegurando que el Poder Judicial era un nido de corruptos, nepotistas y privilegiados que gastaban en exceso. Por supuesto que eso suena feo y molesta al pueblo.

A ver, sí hay corrupción, nepotismo y privilegios para los que pueden pagar por la justicia. Había que cambiarlo, pero no así.

No con un robo cínico.

En retórica dirán que somos democráticos, que se respeta la voluntad de los ciudadanos y que la decisión ya no viene de unos cuantos.

La realidad es otra: Claudia Sheinbaum y Morena mandan en el Ejecutivo, Legislativo y Judicial. No sólo eso: ya tienen al INE, al Tribunal Electoral, a empresarios temerosos de perder sus fortunas y negocios con el gobierno, a una sociedad a la que sueltan billetes escudándose en el bienestar. Uno que, por cierto, ya está muy devaluado con los parámetros morenistas de que tenemos que ser iguales: todos pobres y adoctrinados.

Con la elección de este domingo, el poder está concentrado en unas cuantas manos, como en el pasado, pero peor. Porque Morena se convirtió en el mejor alumno del PRI. Se convirtió en todo ese cinismo, trampa, fraude y robo que criticaba.

Se reparte el país y los negocios de él entre los suyos, como en el pasado, pero ahora peor, porque son cínicos e ineficientes. Por eso no hay medicinas, por eso crece la violencia y por eso México ya no es visto con confianza en el mundo. El autoengaño del gobierno de Sheinbaum saldrá caro.

La oposición no sólo está moralmente, sino física y estructuralmente derrotada frente a un tsunami morenista que agandalla todo y lo transforma con el argumento de que es lo que el pueblo quiere.

¿Y los ciudadanos, los que pensamos distinto, los que creemos que son autoritarios con manita dictadora? Tendremos que seguir levantando la voz, tendremos que seguir contando la verdad, aunque en cada texto, video o post esta vez sí juguemos a ser expuestos, denigrados, insultados y descalificados porque nos resistimos al adoctrinamiento que Morena ha impuesto cada mañana. Porque la conferencia de prensa de lunes a viernes ha sido constante, metódica y estructurada para lavar conciencias, a billetazos o amenazas.

No viene fácil. Pero desde donde toca habrá que construir mejores ideas y defender opiniones con verdad, argumentos y pruebas. La verdad, el mejor contrapeso de un gobierno autoritario.

Con la elección de este domingo, la venganza está consumada.

La Reforma Judicial de López Obrador, avalada por Sheinbaum, se cocinó desde el odio, desde el freno que le pusieron a sus obras, desde un protocolo de no ponerse de pie, desde la necesidad de tener la razón y hacer lo que quiera como quiera, por encima de la ley.

La frase “al diablo las instituciones” debió habernos molestado más, debió alertarnos mejor y debíamos habernos dado color de lo que harían con México.

No somos Venezuela, pero vamos que volamos. Con el poder concentrado en un partido y en militares que tienen metidas las manos en todo.

Tenemos que respirar profundo, porque otra vez, habrá que defender lo que queda de democracia y libertad.

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@AreliPaz

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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