Del ganso cansado al pato rengo

No deberíamos temer, como en otros países, que haya un efecto ‘pato rengo’ en lo que queda de este sexenio.

Del ganso cansado al pato rengo

Por Bárbara Anderson

El presidente usó una frase de Tin-Tan, un ‘va o va’ para apuntalar
sus proyectos emblemáticos aunque no ha cumplido en los tiempos.
A diferencia de mandatarios que aceleran sus decisiones
menos populares para el último tramo de su gobierno (los patos rengos),
AMLO tiene toda una bandada que le sigue el paso y sus ideas hasta el final.  

En el argot político, se conoce como lame duck (pato rengo) al funcionario que está en la fase final de su gestión y que ya tiene un sucesor elegido o con grandes posibilidades de ocupar su puesto. Se le dice ‘pato rengo’ porque entre las presiones por caminar rápido y llegar al final de su período con las promesas cumplidas, no logra seguir el ritmo que trae el resto de la bandada y parece (literal) rengo, fácil presa para sus depredadores.

En los casos en que los políticos no pueden ser reelegidos, ser un pato rengo es una ventaja porque tienen libertad para tomar decisiones impopulares o hacer cambios muy radicales sin que eso pese en su prestigio o credibilidad, porque ya no la necesitan en elecciones siguientes.

Los patos rengos son esos mandatarios que viven en una especie de limbo entre que gana su sucesor la elección y hasta que asume su reemplazo, sobre todo en cambios de color político.

Para evitar ‘patos rengos’ o políticos en funciones pero ya sin validación popular, en el año 1933 Estados Unidos realizó una enmienda constitucional (la Vigésima) que trata precisamente de acortar los tiempos entre las elecciones y la asunción de los nuevos funcionarios: se pasó el lapso de 6 meses (como ocurre aún en México) a solo tres. Esta semana, sin ir más lejos, se llevan a cabo las elecciones intermedias en Estados Unidos y los ganadores asumirán a finales de enero de 2023.

Bill Clinton aprovechó este período de renguera de solo tres meses para lograr el ingreso de China a la OMC y de firmar casi 200 perdones y clemencias en el penúltimo día como presidente; Ronald Reagan usó este tiempo para ponerle punto final a la Guerra Fría. Barack Obama terminó su segundo mandato ‘rengueando’ con la firma de acuerdo nuclear con Irán, el reinicio de las relaciones diplomáticas con Cuba y las reformas en el sistema de salud (el Obamacare).

El pato de Los Pinos a Palacio

Desde el triunfo de Andrés López Obrador en junio de 2018 y ante el abrumador triunfo de Morena sobre el resto de los partidos (sobre todo del PRI), si bien Enrique Peña Nieto tenía más de seis meses por delante en Los Pinos, tener ese poder real no era útil ya que tanto el respaldo como la popularidad ya tenían otro dueño y otra bandera.

AMLO rápidamente comenzó a insertar en ese semestre, antes de ponerse la banda presidencial, para que sus equipos en las secretarías e instituciones salientes no llegaran de cero a tomar posesión en diciembre.

Una especie de due diligence (o transición de terciopelo) donde se enfocó sobre todo en temas muy relevantes como el energético (Pemex y CFE), y no se diga la renegociación del TLCAN que estaba en el momento más flemático de su renegociación, muerte y resurrección bajo el nuevo nombre de T-MEC.

Si bien los patos rengos aparecen en el lapso en que termina una elección y la toma de posesión de los cargos, actualmente casi estaríamos en esa etapa en nuestro país, a pesar de que faltan 19 meses de las elecciones.

La situación la armó ni más ni menos que el propio Presidente con su acelerada revelación de las ‘corcholatas’, de los/as potenciales candidatos presidenciales de Morena, que ha sido el puntapié inicial para una de las carreras electorales más largas de los últimos tiempos.

De gansos prometedores y patos de mal paso

En su discurso de asunción en diciembre de 2018, el Presidente López Obrador sacó de su memoria melancólica la frase ‘me canso ganso’ que popularizó Tin-Tan en la película “El niño perdido”.

Como muchas otras expresiones que se sumaron al lenguaje popular (como ‘cantinflear’) el ‘me canso ganso’ es la versión folclórica de ‘estoy seguro de lograrlo’, un ‘lo hago, porque lo hago’ o como decía su predecesor “te lo firmo y lo cumplo”.

En ese discurso el ‘me canso ganso’ se refirió en específico a que en tres años se iba a inaugurar el corredor desde el Istmo de Tehuantepec para crear un corredor económico -con subsidios y electricidad-, para impulsar la instalación de inversiones productivas y la generación de empleos.

A cuatro años casi de ese anuncio, el ganso parece que se cansó tantito porque la obra aún no llega al 70% de su avance y este corredor interoceánico entre el puerto de Salina Cruz (Oaxaca)y el puerto de Coatzacoalcos (Veracruz) estaría listo a finales de 2023. Al ganso cansado le salieron mal las cuentas y le erró por más de un año.

El Tren Maya ‘lo vamos a terminar en cuatro años, le guste o no a nuestros adversarios o a la prensa fifi. Me canso ganso”, anunció AMLO desde un templete morado a finales de 2018 y con esa frase (convertida en meme nacional) levantó vivas y aplausos. Pero tampoco las fechas le jugaron a su favor: muchos de los tramos en los que se dividió la obra de 1,500 kilómetros presentaron frenos ante amparos judiciales por la falta de estudios de factibilidad y ante un evidente daño ecológico en zonas de selva virgen y cenotes milenarios. La obra (que triplicó su presupuesto original hasta los 20 mil mdd) también se podría inaugurar hasta diciembre de 2023.

Otro caso de obras al vapor, con urgencia y presupuesto extra (46% del monto anunciado inicialmente) es la refinería Olmeca (Dos Bocas) en Tabasco, que si bien se ‘pseudo inauguró’ hace unos meses -en momentos en que no estaba inundada-, lo cierto es que también estaría culminada al 100% para finales de 2023.

Hasta ahora la única obra que sí cumplió en tiempo (pero eso no quiere decir que sea un éxito en tráfico ni que haya solucionado el problema de la congestión aerocomercial) fue el AIFA, un aeropuerto terminado, un tanto desconectado y bastante vacío.

Pero, en México el ganso podrá estar cansado, pero lo que no está es inseguro: los/as candidatos que están en fila -como patitos- para pelear las elecciones de 2024 han reiterado que estas obras emblemáticas de su actual líder no solo las terminarán (en el caso de que los tiempos de la arquitectura e ingeniería castrense se atrasen), sino que las van a consolidar.

No deberíamos temer, como en otros países, que haya un efecto ‘pato rengo’ en lo que queda de este sexenio, porque este pato no ha dejado de renguear desde que llegó a su nido en Palacio Nacional.

Muchos de los plazos planteados por el presidente López Obrador para concluir sus obras emblemáticas, han tenido que ampliarse. ¿Realmente necesitará acelerar sus procesos o tiene asegurada la continuidad con alguna de sus “corcholatas”? Bárbara Anderson nos hace reparar en el momento en que empezaron los tropiezos de quien ahora nos gobierna.

@ba_anderson

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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