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Por Claudia E. de Buen Unna
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Llegó la fecha en la cual la 4T obtendrá el control del Poder Judicial y pasará a la historia como el negro día en que devastaron a la democracia. 

Por primera vez -y ojalá sea la única- hubo elecciones populares para renovar más de 2,600 cargos del Poder Judicial, incluyendo jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia; en algunos estados también la hubo para la renovación del poder judicial local y en dos, Veracruz y Durango, elecciones municipales. 

Quienes acudieron a las urnas, tuvieron que llenar entre 6 y 10 boletas, cada una con varias opciones.   

Creo que podríamos dividir en dos grandes grupos a los votantes. En el primero, ubicaría a los de Morena, PVEM y PT, incluidos simpatizantes de la 4T y sobre todo acarreados, y bueno, a los pensionados del bienestar, gente seguramente bien intencionada, de la tercera edad, amenazados de perder sus pensiones. Por otro lado, aquellos ciudadanos que consideraron que votar era su deber cívico, y aquellos otros que sintieron que, de no votar, le estarían entregando a Morena todo el poder, aunque en realidad ya lo tienen. 

Me han contado diversas experiencias. Voy a compartirles la de unos familiares: tardaron cinco  minutos en la fila (medio vacío, asumo) y una hora, sí, leyó bien, una hora para votar, ya que, a pesar de que hicieron un análisis previo sobre los candidatos (los que les dio tiempo desde luego) consideraron que, “fue muy difícil elegir, demasiados candidatos, todos desconocidos y como no sabemos nada de los jueces, ni de juzgados, ni cómo hacerle…” 

Quienes votaron en diez o doce minutos evidentemente llevaban su famoso “acordeón”, y por cierto, abundaron.

El INE, por su parte, hizo su Consejo General desde las seis de la mañana, pero con una novedad: la presencia de las fuerzas armadas dentro del salón de sesiones, sentados entre los consejeros, entre los asesores y demás participantes, y custodiando a la presidenta; un escándalo. 

La consejera Carla Humprey, al ser cuestionada por un periodista, dijo que los consejeros no sabían nada, ni tampoco les han dado alguna explicación. Al preguntarle a la presidenta Guadalupe Tadei por esta sospechosa presencia, se molestó y dijo: ¡no se pierde la autonomía, por Dios! Ella tomó la decisión unilateralmente, sin tomar en cuenta a los consejeros. Se excedió en sus facultades. Me pregunto, con el ejército adentro, ¿en dónde quedó la autonomía? ¿a qué le tiene miedo la presidenta Tadei? Es un mensaje brutal. Debe renunciar.

Como lo anuncié, yo no voté por tres razones: por las irregularidades y el desaseo de la reforma constitucional en donde se puso en evidencia la falta de ética de los legisladores y de cuatro ministros; porque no creo que el poder judicial deba de ser elegido democráticamente, sino por méritos, es decir, por carrera judicial y por la preparación académica de sus miembros y, por último, porque no confío en el INE. ¿Usted confía?

Aunado a lo anterior, el conteo de los votos, lo están realizando funcionarios de ese Instituto, y no la sociedad civil como señala la ley, y las boletas no utilizadas no son anuladas como debe hacerse; nada justifica estas irregularidades, las que son suficientes para anular esta cuestionada elección, pero ya no existen autoridades que lo sancionen, son ellos mismos.

La judicatura no debe de responder al pueblo, sino a las leyes. Un país que se rige por una Constitución, debe de respetar el Estado de derecho, y sus jueces  interpretar las leyes conforme al espíritu del legislador, privilegiando los derechos humanos en todos los casos.

Esta elección es una auténtica simulación democrática, que convenció a crédulos de que es un ejercicio republicano, cuando es justamente lo contrario. Al tiempo, como dicen.

En mi travesía dominguera recorrí parte de la Ciudad y vi pocas casillas; las que encontré tenían un común denominador, casi o totalmente vacías. También marché del Ángel al monumento a la Revolución, junto con un grupo de ciudadanos enterados y preocupados; una manifestación abundante; fuimos más de los que yo suponía, considerando que el hartazgo y la decepción  ha inhibido a muchos para participar; la sociedad civil no está acabada, solo golpeada y cansada, pero seguimos y seguiremos.  

Ahora sí tenemos frente a nosotros un futuro incierto para la justicia. Sabemos que esta elección no solo no logrará combatir la corrupción, sino que la va a profundizar aún más al permitir que intereses ajenos a la justicia, incluyendo intereses criminales, influirán en las decisiones de jueces, magistrados y ministros. Se dice que una de las ministras está reuniéndose con los banqueros, sobre todo aquellos que tienen cuentas judiciales pendientes, ¿Usted lo cree?

Sabemos que la independencia judicial, pilar fundamental de cualquier democracia, se ha perdido; las autonomías que servían de contrapesos, se han aniquilado, y sabemos que el verdadero objetivo de la reforma en realidad es consolidar el poder del partido gobernante sobre todas las instituciones del Estado que antes eran un contrapeso para el poder. Estamos ante una autocracia con visos a dictadura. Pero, ¿lo vamos a permitir?

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@clausdebuen

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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