El entrenamiento de vida que atravesó Valentina para abrir 10 tienditas

El entrenamiento de vida que atravesó Valentina para abrir 10 tienditas

El entrenamiento de vida que atravesó Valentina para abrir 10 tienditas
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El entrenamiento de vida que atravesó Valentina para abrir 10 tienditas
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No hay una regla para construir los sueños y las mujeres son el ejemplo perfecto de esto: convierten las oportunidades en algo más grande sin importar el sector o la industria. Los pequeños comercios como las misceláneas y abarrotes de México también son la prueba, ya que seis de cada diez tienditas son atendidas por el motor femenino, el cual demuestra su capacidad de administración y en muchos casos, de emprendimiento.

Entre las soñadoras, destaca Valentina Estrada, quien desde hace 20 años se aventuró a fundar su primera tiendita en Cuautla, Morelos, mientras sus hijas tenían dos y cinco años. De su mano comenzó una nueva aventura que le permitiría ser el sostén económico de su familia, sin pensar que eso sería el inicio de algo mayor: lograr establecer 10 tienditas.

Valentina Estrada | Créditos: IMCC
Valentina Estrada | Créditos: IMCC

Al preguntarle a Valentina, ¿cuál es la clave del éxito? Su cara enmarca una gran sonrisa de satisfacción y asegura: ‘se trata de atreverse y luchar por los sueños’, siendo este el mayor consejo que le da a sus hijas, sus dos grandes inspiraciones.

Sin embargo, para llegar a la cima también se necesita conocer a los enemigos del éxito; esas sombras que a veces impiden construir el camino hacia los sueños y que es necesario enfrentar para continuar.

“Hay dos cosas que te evitan llegar al éxito, sus dos enemigos: el miedo y la pereza. Yo me dije ‘con la protección de la vida voy a seguir trabajando’, además todo mi equipo es valiente. La mayoría está conformado por mujeres y por esto decidí invertir en un lugar para darle trabajo a ellas, pero en equipo para salir adelante. Nadie en esta vida puede hacer las cosas sola”, enfatizó tras explicar que el talento femenino es clave para proporcionar la calidez, el mayor diferenciador de sus tienditas.

Después de experimentar el éxito en ventas de su primer local, el dueño del inmueble le ofreció rentarle dos más, dándole a Valentina la herramienta necesaria para expandir su sueño, sin embargo, aprender de este negocio al abrir dos locales más, trajo consigo el reto del aprendizaje continúo, que como todo en la vida, no podía hacerlo sola.

“Cuando inicié mi tienda empezó a pegar porque a la gente le gustaba ir conmigo, me costó mucho despegarme del primer local, porque fue de los primeros mini super que hubo. Un día llegó un licenciado a las puertas de mi tienda y me invitó a unirme a un programa de capacitaciones donde Coca-Cola apoya a las tienditas con estructura, conocimientos y cursos para competir con esos grandes negocios”, recuerda.

La primera ecuación que la ayudó a prolongar su éxito fue aprender a estructurar los dos nuevos locales y el existente, en función de sus gastos, es decir, sumando todo lo que se destina para operar el negocio: la renta de los locales, el pago de la luz, agua y empleados. Esto para posteriormente dividir dicha suma entre los metros cuadrados de cada inmueble y así, obtener una respuesta tajante pero necesaria ante el cuestionamiento: ¿realmente es una tiendita sostenible?

“Cuando otras tenderas me piden un consejo yo les digo: ‘déjate guiar, no te cierres’. A mí lo que más me ha ayudado para emprender en este camino, fueron las capacitaciones, me enseñaron las reglas para llevar una tienda, sobre todo, dónde tenemos que hacer cálculos, posicionar los productos, mantener los pasillos limpios y crecer poco a poco”.

Valentina tendría hoy doce tiendas, sin embargo la inseguridad y el mercado informal la llevaron a cerrar dos. “Si la vida me lo permite voy a seguir abriendo más tiendas”, dice como quien no conoce límites que la detengan, y reconociendo que los momentos difíciles son parte del aprendizaje de vida.

Además reconoció que en el largo camino que la llevó a ser jefa de 10 tiendas también enfrentó situaciones agridulces derivadas de “traiciones” de sus empleados o bien, que algunos trabajadores no respetaran los horarios o bajaran su productividad únicamente porque ella es mujer, la emprendedora aseguró que es importante levantar la voz para ser escuchada y sobre todo, educar con esos principios a sus hijas a quienes les ha enseñado a ser las mejores en cualquier ámbito, pues asegura que no hay ningún sueño inalcanzable.

“No importa lo que hagas en la vida, tienes que ser el mejor. No te puedes quedar quieta, yo les digo a mis hijas que quiero que sean triunfadoras, independientes, que no solo estiren la mano, sino que se trata de aprender y que luchen ellas por sus sueños”, enfatiza que de no ser así, nadie más lo hará por ellas.

La emprendedora no solo ha aprendido a manejar 10 tiendas en los últimos veinte años, sino que lo compara con un entrenamiento de vida, donde lo principal es luchar por los sueños, sobre todo en los momentos más oscuros o de incertidumbre.

“Debemos de ser personas productivas, es un entrenamiento de vida. Así les digo a mis niñas, porque muchas son mamás solteras: ¿qué harían en caso de una situación difícil?  Y les digo: vamos a trabajar juntas porque somos una familia de mujeres donde podemos salir adelante si nos apoyamos, porque solas no podemos, esto es en equipo”.

Gracias al arduo trabajo de Valentina, ha logrado conformar un equipo de 27 mujeres y 12 hombres, pero como todo en la vida, no hay lección sin una pequeña sacudida. Una de las más grandes y reciente le llegó en febrero de 2020, mes en el que se registró el primer caso positivo de Covid-19 en México y que derrumbó en un 50% las ventas de una de sus tienditas, ubicada en el centro de Morelos e inaugurada solo dos semanas antes.

“Cuando yo veía la renta tan alta porque estaba en el Centro de Morelos me dije a mí misma ‘aquí h​​ay dos opciones: o cierro o continúo’; primero pensé en la gente que contraté y entonces recordé mi lema: ‘no rajarse’. Hablé con los dos empleados sobre la situación y les dije que íbamos a seguir sosteniendo la tienda y el trabajo. Apenas ahorita se ha estado levantando, pero decidí estar ahí porque es un entrenamiento de vida, donde no nos puede ir siempre de maravilla en todo, si tú no toleras esa parte y sueltas y tiras la camiseta, ¿cómo vas a aprender a sostener todo eso? Es un entrenamiento de vida”, concluyó Valentina, convencida que no solo se trata de emprender, sino de aprender de los tropiezos, triunfos y lecciones que te permiten alcanzar el éxito.

Así como a Valentina, la Industria Mexicana de Coca-Cola busca continuar impulsando y motivando a más mujeres a través de capacitaciones para potenciar su éxito, no solo hacía su negocio, también impactando positivamente su bienestar y el de sus familias. A través de Fundación Coca-Cola han conseguido capacitar a más de 180 mil tenderas y la meta para este año son 25 mil en 14 estados de la República.

Hoy más que nunca, por amor a México, visitemos nuestras tienditas.


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