Por Daniela Clavijo

Ayúdame con un ejercicio. Enlista a 10 mujeres que conozcas personalmente (de tu círculo cercano) y que admires profesionalmente por hacer un cambio positivo en su comunidad a través de la ciencia, la academia, el arte, el deporte, la filantropía o los negocios. Ahora, reflexiona cuántas han contado su historia en la televisión o han recibido un premio por eso que las hace admirables. Probablemente, solo un par o ninguna de las historias de “tus mujeres” sea conocida por otros que no seas tú, su familia, sus amigos, sus colegas.

Quiero suponer que si están en tu “top ten” es porque generaron en ti un cambio, es porque te inspiran. ¿Qué pasaría si su historia fuera conocida por más personas? ¿Crees que gracias a ella alguien tendría el valor para empezar su empresa, estudiar una carrera científica o dedicarse profesionalmente a su pasión en los deportes o en el arte? Yo estoy segura de que habría un efecto dominó que nos llenaría de role models, de mujeres admirables, inspiradoras.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.