Cuando cáncer no es un buen signo

Es muy bello cuando se tiene la posibilidad de avivar la memoria con quien comparte algo del archivo personal.

Cuando cáncer no es un buen signo
Diana J. Torres
Por Diana J. Torres

Estoy en Atenas con una gran amiga, María. No la he visto en más de 10 años pero nos profesamos mucho amor y compartimos bastantes experiencias pasadas, entre ellas haber sido pareja de la misma persona. Nos juntamos a escarbar en los recuerdos de una existencia que nos quiso poner al mismo tiempo en un mismo lugar, con la misma gente, hace muchos años, de manera prodigiosa. Es muy bello cuando se tiene la posibilidad de avivar la memoria con quien comparte algo del archivo personal.

Ella acaba de parir hace apenas medio año a una criatura hermosa y la felicidad que la bendice está acompañada por el amargo trago de que su papá ha sido diagnosticado con un cáncer incurable, apenas unas semanas después del nacimiento de su hija. Es grande la tristeza de saber que esa niña nunca conocerá al abuelo, a quien le quedan apenas unos meses de vida. En nuestras conversaciones en esos días también se cuela la noticia de que una compañera de lucha de nuestros viejos tiempos anda batallando con un cáncer de mama.