Por Fátima Masse
¿Quién no ha escuchado el dicho popular “mujer al volante, peligro constante”? O peor aún, a esa persona imprudente que, al ver un accidente, lanza con desdén: “Tenías que ser mujer”.
Estas frases, aunque son falsas, reflejan dañinos estereotipos de género que han marcado generaciones enteras y reforzado brechas entre hombres y mujeres en el mundo del trabajo.
De entrada, es una mentira que las mujeres manejamos peor que los hombres. Al menos, según cifras del INEGI en 2021, 76% de los siniestros viales registrados en el país fueron causados por hombres, mientras que sólo 14% por mujeres. Esto implica que es 5 veces más probable que un hombre choque a una mujer.
La diferencia es tan grande que de acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) en 2025 las mujeres pagamos una prima de seguro de auto menor a la que pagan los hombres. En otras palabras, dado que las estadísticas muestran que tenemos una siniestralidad menor y que nuestra conducción es más precavida, las empresas aseguradoras nos cobran menos porque nos perciben como menos riesgosas. Estamos hablando de un negocio donde los datos matan cualquier mito injustificado.
SUSCRÍBETE PARA LEER LA COLUMNA COMPLETA...