Por Gloria Torruco Garza
La adversidad no avisa. A veces llega de golpe y otras se va acumulando en silencios que toleramos más de lo que deberíamos. Lo cierto es que todos, en algún momento, enfrentamos situaciones que nos sacuden: pérdidas, cambios inesperados, rupturas, agotamiento mental, enfermedades, decisiones difíciles. No son excepciones; son parte de la vida.
Durante años observé cómo, en esos momentos, la mayoría de las personas se queda sola emocionalmente. Algunos no saben pedir ayuda; otros sienten pena de hacerlo. Y muchos simplemente no tienen herramientas. Fue justamente allí donde entendí que el problema no era “ser fuerte”, sino no tener un mapa emocional para transitar lo inevitable.
SUSCRÍBETE PARA LEER LA COLUMNA COMPLETA...