El fin de la violencia ¿es posible?

Cada 25 de mes se ha marcado como el día naranja y debe usarse para hacer conciencia de los niveles de violencia que siguen sufriendo las mujeres.

El fin de la violencia ¿es posible?
Por Leticia Bonifaz

El 25 de noviembre es el día internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres. Cada 25 de mes se ha marcado como el día naranja y debe usarse para hacer conciencia de los niveles de violencia que siguen sufriendo las mujeres y de la necesaria erradicación de ese flagelo en todas sus expresiones.

La violencia contra las mujeres no es un fenómeno reciente. Lo que ha sucedido es que algunas manifestaciones de violencia se tenían normalizadas como parte de la dominación masculina en el esquema, aún predominante, del patriarcado milenario.

Algunas madres, muchas abuelas y casi todas las bisabuelas, agachaban la cabeza, consentían, aceptaban su “destino”, cargaban con su cruz, no chistaban, eran sumisas, abnegadas y esos eran valores para preservar. Nada estaba a su nombre, pedían permiso, se tronaban los dedos con el “gasto” que no llegaba, aceptaban infidelidades porque ellas eran la catedral y las otras las capillitas, renunciaban a sus trabajos, a continuar estudiando, aceptaban formas de vestir y de comportarse como señoras decentes, de casarse conforme a los cánones, de recibir resignadamente a los hijos que Dios mandara y un largo etcétera.

En algunas casas se vivían golpes y en otras muchas, violencia psicológica que llevaba a la minusvalía, al menosprecio, al no sabes, no puedes, te corrijo, te enmiendo, te enseño.

Hace ya varias décadas llegó la revolución sexual que benefició a las mujeres, también mayores niveles de educación, de inserción laboral, de independencia económica, autonomía, derecho a decidir y, pareciera que todo esto, en lugar de celebrarse, hay enojo por ello y deseo de revancha. Las “rebeldes” son hostigadas, vilipendiadas y con frecuencia, se usa el recurso que tienen los hombres: mayor fuerza física para dominar, para imponer, para maltratar, agredir, golpear, lesionar, matar, desaparecer.

El tipo penal de feminicidio tuvo que diseñarse de manera diferenciada al de homicidio porque la forma como matan a las mujeres lleva saña, abuso sexual previo o posterior a la muerte, exhibición de lugares públicos, signos de dominación y poder sobre el cuerpo.

El Derecho ha buscado, a nivel nacional e internacional, nombrar y  a hacer visible la violencia contra las mujeres. Marcar los ámbitos donde se desarrolla: espacio público y privado. Los tipos de violencia; física, psicológica, económica, patrimonial, política, institucional, la ciber violencia, etcétera; y las formas de combatirla. La Convención de Belen Do Para suscrita en 1995, ha sido un importante instrumento para combatirla y, en México la Ley de Acceso de las mujeres a una vida libre de violencia. Sin embargo, los instrumentos jurídicos no han sido suficientes porque la impunidad campea. Un porcentaje bajísimo de los casos denunciados tienen seguimiento y llegan a sentencia. Muchos otros no son denunciados porque los operadores jurídicos también tienen prejuicios. No les creen a las mujeres: ya no aguantan nada, exageran, tienen deseos de venganza, Y podría haber casos aislados con este móvil, pero, en general, no hay confianza en las instituciones porque revictimizan, porque pasan la culpabilidad a la víctima, porque ponen en funcionamiento diversos mecanismos para desincentivar y desalentar a quienes acuden buscando apoyo.

Las cifras no bajan. No tenemos un descenso sostenido que nos permita decir que las políticas están mostrando datos alentadores. Más bien, existe la sensación de que no hemos encontrado la ruta de salida. Al “ni una más” sigue otra más y otra y otra más. Las víctimas no solo se suman, se multiplican. Cada caso lleva dolor, estupor, desesperanza y sentimiento de impotencia.  Uno y otro nombre. Uno y otro sitio. Uno y otro lamento.

La mayor apuesta sigue estando en los cambios sociales. Los jurídicos han resultado hasta ahora insuficientes. Desterrar la idea de que alguien, por razón de su sexo, tiene “derecho” a dominar es algo fundamental. Seguir construyendo una sociedad sobre el plano de la igualdad es el objetivo último.

Los días -como el de hoy- para hacer conciencia son necesarios. Tareas en varios frentes a la vez, son indispensables. Aunque el reto es enorme, cada persona, desde su respectiva trinchera tiene mucho por aportar. ¡Vamos a seguirle!

@leticia_bonifaz

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