Por Marilú Acosta
Desde hace más de 2 mil 500 años, la palabra democracia existe en el imaginario colectivo. Formada por δῆμος, pueblo; κράτος, gobierno y el sufijo -ia, cualidad; δημοκρατία se ha erigido como la fantasía de un gobierno formado por el pueblo. Sin embargo, existe una profundidad poco reconocida de la definición de δῆμος y es que pareciera ser un neologismo ateniense, del siglo V a.E.C., que suma las palabras demiurgos y geomoros. Según Teseo, la población libre de Ática se divide en demiurgos (artesanos), geomoros (campesinos) y eupátridas (hijos de buenos padres). Dejados de lado, pero población al fin y al cabo, estaban también los esclavos, los metecos (extranjeros) y las mujeres. Demos agrupaba a los campesinos y los artesanos, contrapunteándolos con los hijos de buenos padres (nobles), sin que unos u otros sean mejores o peores, ni denostando una superioridad moral. Más bien catalogando las funciones (todas importantes) que una sociedad necesitaba. La palabra noble tiene un camino largo que comienza con lo más cercano: del latín nobilis (conocido, ilustre) y termina en una raíz griega; γνῶσις, (gnosis) que es un conocimiento intuitivo y directo, un conocimiento superior mezcla de la experiencia personal y la revelación espiritual. Los nobles de la Atenas antigua representaban un linaje proveniente de los primeros pobladores, quienes conservaban el conocimiento acumulado a lo largo de los años. Muy similar a campesinos y artesanos, sólo que el conocimiento era sobre intangibles, como la historia, la política y lo espiritual; sus funciones eran ser líderes de la sociedad.
El equilibrio se rompió cuando los demiurgos y geomoros se multiplicaron con mayor velocidad que los eupátridas, por lo que buscaron tener puestos de liderazgo en la sociedad. Por lo que, según Plutarco, democracia significaría gobierno de artesanos y campesinos, sin que signifique que la democracia contemplara la totalidad del gobierno, sino era abrir un espacio a dos grupos sociales importantes. Años después, distintos pensadores han postulado la democracia como el gobierno de la totalidad de la población y otorgándole el título de innovadora a la democracia ateniense. Sin embargo, los sistemas políticos democráticos, ya estaban presente en la organización tribal y en antiguas civilizaciones a lo largo y ancho del planeta, ahí sí, con la puesta en práctica de tomar en cuenta a toda la población. Cabe resaltar que la democracia ateniense describía a una minoría: alrededor del 10% de la población tenía derecho a participar de la democracia, por lo que quedaban excluidos la mayoría de trabajadores, campesinos, esclavos, extranjeros y las mujeres.
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