La comida gringa en palacio

Regalemos en las zonas de miseria monedas de restos de metales para que mantengan la esperanza

La comida gringa en palacio

Heredera Romanov*

El rey escupió el primer bocado frente a los demás que, atónitos, presenciaron la escena en la mesa de honor del palacio. Una parte del bolo alimenticio que soltó cayó sobre la seda roja que formaba olanes de adorno en los hombros de uno de sus ministros. Éste, con mirada temblorosa, hizo como que no vio el residuo estrellarse y continuó masticando.

“Tiene trozos de comida gringa, les he dicho que incluyan ingredientes del pueblo”, soltó el rey con esa voz que le caracterizaba al enojarse: entre carraspera, elevada y de pronunciación más lenta de lo normal.

Su majestad, pero si es cordero al limón, como le gusta, le dijo el coordinador de sirvientes.

“No me gusta que le digan cordero. En nuestro reino se dice borrego, esto es claramente una invención de extranjeros. Llévense los platos y traigan otra cosa”.

De pronto, como película de acción en cámara rápida, surgieron servidores del castillo para retirar a todos los presentes su plato a medias, incluso cuando algunos todavía mascaban su ración.

Una vez la mesa vacía, el rey habló de los resultados de la fiesta del cacao a la que convocó unos días antes, luego de haber prohibido su consumo y producción. “Al pueblo hay que mantenerlo limitado y de preferencia con hambre. Para que esos festines nos den popularidad tienen que llevarse a cabo en periodos de escasez y restricción, solo así valorarán lo que su rey les da”, espetó. Los asistentes guardaron silencio y asintieron tímidamente. Un ministro enano, el encargado de seguridad del reino, sonrió como con  un gesto ensayado frente al espejo.

La reunión continuó sin comida pero con varias instrucciones de su majestad.

“Nada de intervencionismos, pueden ser los adversarios. Sigamos llevando al calabozo a quienes se atrevan a criticar. Pensemos en nuevas maneras de generar más pobres porque serán más sumisos. Recuerden que lo que decimos públicamente no es lo que se hace realmente aquí dentro. Cualquiera que no me alabe tiene sus días contados. Premiemos como nuestros representantes fuera de nuestro territorio a quienes traicionan sus causas y a los suyos por servirnos a nosotros. Cortemos todo apoyo a línea de producción que no ofrezca sus frutos al rey. Regalemos en las zonas de miseria monedas de restos de metales para que mantengan la esperanza. Imprimamos noticias con todos nuestros logros y avances. Cierren los centros de estudio porque no nos convienen y mejor coloquen un espectáculo que hable de mí en la plaza cada semana”, ordenó.

Un escribiente anotaba la palabra del rey, cuando la escena fue interrumpida por un siervo. - Ya tenemos borrego al limón y salsa verde, su majestad- pronunció bajito el sirviente.

- ¿Ven? Era tan fácil. La simulación es la puerta más amplia para conquistar territorios y quedar bien. La simulación nos gobierna y con ella gobernamos. Lo que les muestro hoy es una lección de vida: sólo es real lo que se simula bien. Provecho.

@HerederaRomanov