Los de la voz

Ante las mujeres que callan… o, peor, a las que callan, las mujeres que hablan.

Los de la voz

Ante las mujeres que callan… o, peor, a las que callan, las mujeres que hablan.

Así están hoy las cosas, no debería ser un mundo de solo dos opciones, dos polos antagónicos —hablar o callar—, un mundo dividido en solo esos dos campos, pero es cierto que la voz para las mujeres no es de acceso universal y que son muchas más las que escuchan que las que hablan.

El origen mismo de este proyecto periodístico, O51, reconoce esa asimetría y por eso celebro compartir con ustedes un podcast “Al habla con Warkentin”, que específicamente busca, como este espacio, dar voz a las mujeres.

La primera temporada la encuentran para descargar en cualquiera de las plataformas que usen cotidianamente.

Fueron 31 conversaciones de Gabriela Warkentin con mujeres de todo tipo, desde ministras de la Corte y madres de familia hasta jóvenes activistas, y una amplísima variedad de voces que nos permitieron recorrer la problemática de México con perspectiva de género.

En la segunda temporada, de la que van ocho episodios, dos me han llamado poderosamente la atención: uno, el del asesinato en Nuevo León de la joven estudiante de Derecho, “Debanhi, ¿por qué se mata a las mujeres?”, se llama, y otro “Traidores a la patria: La polarización de México”, que me parece particularmente digno de comentarse por la profundidad con la que se aborda el tema justamente del México dividido en dos campos que se pretenden irreconciliables.

Hace mucho que escucho a Gaby Warkentin en las ondas hertzianas, desde los tiempos de Radio Ibero, no porque esa fuera mi escuela, no, para nada. Mientras mis amig@s eran formados en la Comunicación por los jesuitas, yo me eduqué —a mucha honra— en la escuela pública, en la Universidad Autónoma Metropolitana. Esa fue mi alma mater y el exilio del Cono Sur, Héctor Schmucler, y sus colegas semiólogos fueron mis maestros.

Pero como es pequeña la comunidad de los comunicólogos mexicanos, pues he seguido de cerca la carrera de Warketin y celebro que esté dando un salto tan exitoso hacia el audio atemporal y en plataformas.

La industria del podcast en México —de acuerdo con un reporte de entretenimiento de Price Waterhouse Cooper— se compondrá en 2022. De 34 millones de mexicanos que escucharán al menos un podcast al mes la mitad serán mujeres, y Warketin les habla, nos habla, directamente, escogiendo con precisión a sus interlocutoras: eso es ni más ni menos “Mujeres que hablan”.

En el caso del episodio dedicado al asesinato de Debanhi —uno de los 11 que suceden diariamente en el país y siegan la vida de jóvenes mayoritariamente entre 15 y 24 años— la entrevistada es Alicia Leal, defensora de derechos humanos en el estado de Nuevo León, exfuncionaria y mujer con una larga tradición de militancia feminista. Leal nos comparte que Nuevo León es el cuarto estado de la República en casos de feminicidio, superado por Tamaulipas, Estado de México y la capital del país.

En el podcast, como sucede en cada episodio de “Al Habla”, escuchamos una entrevista a fondo del tema central, pero también hay otras voces que la acompañan. Gaby platica con actores incidentales o menos reconocidos como es el caso de Mariana, una joven periodista regiomontana que ha seguido de cerca y con pasión el caso del asesinato de su contemporánea.

Por si fuera poco, en cada episodio hay una curaduría por parte de producción, a cargo de Leonardo Luna, que recupera múltiples sound bites o segmentos de audio históricos que nos permiten fijar la historia de lo que se está abordando, y porque las palabras importan, volver a oirlas así en contexto es resaltar la incongruencia, por no llamarla incontinencia verbal, de actores que apuestan de manera más que estridente por la desmemoria.

¡Ah, la estridencia! Símbolo de los tiempos que corren… y con ello entro al segundo episodio que quiero comentar porque en él Warkentin entrevista a una política con amplísima experiencia, Beatriz Paredes, sobre el epíteto usado contra los legisladores que en la Cámara de Diputados votaron en contra de la reforma eléctrica, “traidores a la patria”. ¿Así o más estridentes?

“Las espirales de descalificación y de ofensa generalmente derivan en violencia, en violencia física”, advierte la priista, que en el episodio hace una reflexión sobre la tentación a impulsar pensamientos únicos y en un muy poco visto ejercicio de reflexión sobre el actuar de su propio partido repasa cómo la construcción democrática de México correspondió al esfuerzo, no del PRI, o no sólo del PRI, sino de múltiples actores políticos desde 1968 a la fecha.

En el diálogo de la entrevistada con Warketin queda claro que en esas “ganas de callar al otro, a la otra” que asoman hoy en México durante las trifulcas legislativas aparece también la cara de algo que Paredes lleva muchos meses advirtiendo que sucede, que es denostar y descalificar a quienes no están de acuerdo con el presidente o sus iniciativas como gente que no sirve al país hasta llegar al colmo de etiquetarlos como “traidores a la patria”.

El ejercicio sistemático de toma del espacio público de comunicación para atacar al otro, dice Paredes, no tiene precedente, ni siquiera en la legislatura de 1979, cuando en el proceso democrático nacional entró a las cámaras la izquierda histórica: los comunistas, los que en los sesentas y los setentas fueron perseguidos y, sin embargo, recuerda, aun en esa coyuntura el debate no se crispó como ahora y no se convirtió en un torneo de insultos. Eran entonces debates serios, profundos.

Hablando también del pasado se refirió a otra legislatura en la que también participó, la del 2000, cuando llegaron los zapatistas a la cámara y ahí desde la tribuna dijeron: “venimos a que nos escuchen y a escucharlos”.

Para concluir, Beatriz Paredes afirma en un episodio imperdible que es una desgracia la decadencia del discurso político y se lamenta de que si se pierde el respeto a lo distinto y se olvida que somos una sociedad plural se auspicia un pensamiento único que no se merecen las nuevas generaciones.

Generaciones de hombres y de mujeres que merecen eso: hablar, tener voz y ser escuchados y escuchar. Nada más, pero nada menos.

@RossanaFB

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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