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Por Sara Reynoso

Verdad absoluta en torno a ser mamá: Hagas lo que hagas, hayas nacido en la época que hayas nacido, lo primero que tu hijo/a dirán cuando vayan por primera vez a terapia será: Es que mi mamá…

No va a importar si mamá fue dulce o miserable, ruda o tiernísima, vivió amargada o en plenitud, ten la certeza de que sin importar su personalidad o cuán amorosa haya sido, una herida grabará en el corazón de sus hijos. 

Su misión secreta escrita en la tierra es y será: nutrirte (o no) de la forma que instintivamente pueda, marcarte emocionalmente, transmitirte todos sus miedos y ansiedades durante la gestación y algunos extras agregados de forma sútil. 

Por si no lo sabías, en el plano energético, durante los nueve meses de gestación, tooooodo se transmite a través del útero materno, sin darte cuenta, recibirás imprints de sus miedos, sus preocupaciones, etc. 

Si mamá vivió esos nueve meses con miedo, tú vivirás con una propensión inexplicable al miedo. 

Si tu mamá era la típica que contaba hasta el último peso, será muy probable que tú vivas preocupada por la carencia o ausencia del dinero en tu vida, sin importar si tienes mucho o poco.

La buena noticia es que la terapia y la sanación energética te ayudarán a soltar todo lo que no es tuyo. A devolver el orden sistémico y a perdonar.

Incluso es posible sanar las heridas de nuestra niña interior para poder ver a mamá con otros ojos. De aceptación, gratitud y amor.

Podemos resumir que la función de mamá a nivel destino y evolución del alma, es llevarte al extremo de querer hacerlo todo distinto a ella para “no repetir los mismos errores”, pero nos guste o no, mamá es mamá así sea la peor señora del mundo o la mejor bendición en tu vida.

Mamá es tu primer vínculo al amor, a la abundancia y a cómo te relacionas en la vida, así que lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos es sanar nuestra relación con ella.

Todos demandamos y exigimos amor a mamá, pero, ¿cómo va a darnos amor una persona que no sabe lo que es el amor?

Es la verdad más cruda de la historia. El ser que más amor debería de dar por naturaleza, es a veces alguien que no sabe lo que es el amor. 

¿Puedes cambiar la forma en la que mamá fue educada? ¿O su forma de ser? Por supuesto que no, pero lo que sí puedes modificar es cómo te afectan sus formas, así como hacerte cargo de sanar tus heridas y llenar tus vacíos más profundos.

Juzgamos como a nadie a mamá, por todo lo que nos faltó y también por lo que nos sobró.

Pero no tomamos en cuenta que hoy nosotros tenemos muchas más herramientas para evolucionar que las que tuvieron ellas. Existen la autoayuda, la consciencia y un millón de técnicas para sanar nuestras heridas de rechazo y abandono.

Sea cual sea tu historia no olvides que muchas de nuestras mamás crecieron sin amor y con un montón de creencias limitantes. Incluso muchas de ellas se vieron obligadas a ser esposas y madres sin opción a elegir. Convirtiéndose en mamás amargadas o deprimidas, incapaces de hacerse sentir presentes de forma amorosa.

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