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Por Sofía Pérez Gasque

Vivimos en un momento en que la incertidumbre se ha convertido en la norma.Tasas de interés volátiles, conflictos geopolíticos que tensan cadenas de suministro, una desaceleración del crecimiento global, inflación persistente, y mercados bursátiles que ya no ofrecen la estabilidad que muchos inversionistas daban por sentada.

En este contexto de fragilidad económica, los fondos y capitales más inteligentes están buscando nuevas formas de proteger y multiplicar su inversión. Y ahí, justo ahí, se abre una ventana de oportunidad que ha sido históricamente subestimada: invertir en mujeres emprendedoras.

La narrativa tradicional ha visto a las startups fundadas por mujeres como apuestas de nicho, con retornos modestos o como un gesto de responsabilidad social. Pero los datos cuentan otra historia:Un estudio de Boston Consulting Group demostró que por cada dólar invertido, las startups lideradas por mujeres generan 2.5 veces más ingreso que aquellas lideradas exclusivamente por hombres. Y no es un caso aislado. First Round Capital encontró que los equipos fundadores con al menos una mujer superan en desempeño a los equipos exclusivamente masculinos en un 63%.

Entonces, la pregunta ya no es si invertir en mujeres es bueno para la equidad.La pregunta es: ¿Por qué el mercado sigue ignorando esta estrategia, especialmente en momentos donde todos buscan minimizar el riesgo y maximizar la eficiencia?

En América Latina, menos del 2% del capital de riesgo se dirige a empresas lideradas por mujeres. No porque sus proyectos sean menos viables. No porque sus ideas sean menos escalables. Sino porque los filtros de decisión siguen operando bajo sesgos profundamente arraigados: qué es “riesgo aceptable”, qué es “liderazgo fuerte”, qué es “un proyecto con potencial”. Y esos filtros, muchas veces, no reconocen lo que no se parece al molde tradicional.

Pero este es un momento ideal para replantear esas métricas. Porque cuando los grandes valores de la bolsa tambalean, cuando los unicornios pierden brillo y los fondos buscan diversificación con urgencia, mirar hacia el talento subfinanciado no es caridad: Es estrategia.

Las mujeres emprendedoras han demostrado tener modelos de negocio más eficientes, enfoques más sostenibles y estructuras más colaborativas, lo cual es clave en tiempos de disrupción.

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