Document
Por Sofía Guadarrama Collado

Justo cuando creíamos que habíamos tocado el cielo de la democracia con la punta de los dedos, 30 millones de mexicanos cortaron a machetazos la escalera que nos había llevado a esas alturas. Como dice la máxima paremia: «No tiene la culpa el pulque, sino el briago que lo bebe».

En el año 2018, la soberbia nubló el juicio colectivo y la arrogancia se disfrazó de lucidez. Aquellos que se proclamaban demócratas confundieron el agotamiento institucional con la decadencia moral, y la legítima inconformidad con una esperanza malentendida. El pluralismo dejó de ser suficiente. Había que dinamitarlo todo, quemar los archivos, borrar las memorias. La corrección de errores fue insuficiente: se invocó al fuego purificador. Así, bajo el estandarte de una transformación redentora, se eligió a nuestro líder supremo que prometía el Edén y nos condujo, sin remordimiento, al infierno.

SUSCRÍBETE PARA LEER LA COLUMNA COMPLETA...

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.