Por Sofía Guadarrama Collado
En días recientes un mercenario de la historia chatarra ha pontificado que en México-Tenochtitlan se sacrificaban 40 mil personas al año y que la ciudad «era un matadero». Llamémosle por su nombre: un disparate.
Según ese cálculo, la capital mexica habría funcionado como matadero a cielo abierto: ciento nueve víctimas por día, diez por hora, una precisión digna de relojero suizo y de imaginación desbordada.
SUSCRÍBETE PARA LEER LA COLUMNA COMPLETA...