Te cepillas los sueños; te enjabonas el miedo; te tallas bien la ausencia sobre todo en algunas partes de tu cuerpo; te secas el olvido; peinas la confusión; te rasuras el tiempo; repartes ansiedades de fragancia en tu cuello; te pones la alegría sobre los hombros: combina bien con la melancolía. En los labios un poco de violencia, una sombra en la sombra de los párpados, un entusiasmo tenue en las mejillas y sales de tu casa dispuesta a compartir tu soledad.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.

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