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Por Adela Navarro Bello

Carlos Torres Torres no ganó la elección del 6 de junio de 2021, pero disfruta del poder como si lo hubiese hecho. Es escoltado por varias camionetas tripuladas por policías calificados, tiene oficinas en Palacio Municipal con personal a su servicio, maneja recurso público de dos entidades de gobierno ejecutivo, el Ayuntamiento de Tijuana y el Gobierno del estado, para el desarrollo de proyectos estratégicos. Él decide a quién se contrata, a quién se concesiona, qué es lo que se hace y hasta dónde se llega. 

Derrotado en la elección más importante de su carrera política cuando era miembro activo del Partido Acción Nacional (PAN), en la alcaldía de Tijuana sólo llegó a posiciones de elección popular cuando su entonces padrino político encabezaba la presidencia de la República. Fue Felipe Calderón Hinojosa quien les dio espacios de poder y decisión a varios bajacalifornianos que se encumbraron en la política nacional, como el fallecido Francisco Blake Mora, en calidad de Secretario de Gobernación.

Pero Carlos Torres no llegó a tanto, ni al primer nivel del gabinete calderonista ni al ampliado, le dieron eso sí, la entonces delegación de la Secretaría de Desarrollo Social en Baja California, donde ciertamente destacó por realizar proyectos a favor de los más necesitados, identificó los llamados “polígonos de pobreza” y ahí trabajó con obras y programas para el desarrollo de las comunidades, especialmente de la niñez.

Antes de gozar de un poder para el cual no fue electo, su participación más importante en cargos de elección popular fue un periodo en la Cámara Federal de Diputados, y otro muy lastimoso en el Congreso de Baja California; el adjetivo se debe a que fue su última participación como panista, pero ya con la tendencia a favor del morenismo. 

Como legislador local, perteneciendo al PAN en 2019, votó a favor de la Ley Bonilla, aquella aberración jurídica que sería determinada como inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y que le daba al primer gobernador de Morena de Baja California cinco años de gobierno en lugar de los dos, para los que había sido electo ese mismo año, en aras de empatar las elecciones estatales al gobierno del estado en el año 2021 con las federales intermedias.

Aquel mismo 2019, en septiembre, Carlos Torres Torres contrajo nupcias con Marina Ávila Olmeda, entonces alcaldesa de la capital bajacaliforniana, Mexicali, y su destino cambiaría para mejorar su situación política. De las derrotas del PAN, pasó a disfrutar las mieles de los aplastadores triunfos de Morena y a tener una participación muy activa no sólo en el partido, sino en el gobierno de su esposa.

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