Por Adriana Sandoval 

Hay un nuevo lenguaje en los consultorios y en las sobremesas. Ya nadie habla de “ponerse a dieta”: ahora el vocabulario cotidiano incluye Ozempic, Wegovy y Mounjaro. El deseo de adelgazar cambió de timbre; ahora suena a biotecnología, a moléculas de precisión que prometen lo que miles de regímenes nunca lograron. En un giro casi irónico, las farmacéuticas se han vuelto las nuevas arquitectas del cuerpo del siglo XXI.

Los datos no dejan espacio a la duda. En 2023, el mercado global de medicamentos para la pérdida de peso superó los 24 mil millones de dólares, y se proyecta que alcanzará 130 mil millones para 2030. En México, la demanda creció un 400% en un solo año. Las farmacias reportan listas de espera, desabasto y un fenómeno que preocupa: hasta 30% de quienes los compran no tienen indicación médica clara.

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