Este texto fue presentado originalmente en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en la Mesa de Opinión 51 “¿Sólo una moda, las mujeres en el arte?”
Por Ana María Olabuenaga
Por supuesto que era incómodo y hasta doloroso: pellizcaba. Dos pedazos de un sólido enrejado forjado en acero ajustado a la cintura hasta el sofoco. La mitad del armazón se ponía por debajo de la axila de un lado y el otro, por debajo de la otra.