Por Ana Cecilia Pérez
Imagina abrir YouTube y descubrir que tu video ya no es exactamente tuyo. Que la plataforma le borró arrugas, suavizó la piel y marcó contornos sin preguntarte. ¿Es una mejora o una manipulación?
Eso ocurrió recientemente: YouTube probó un experimento en el que editaba automáticamente algunos videos usando machine learning. La empresa lo comparó con lo que hace la cámara de un smartphone al mejorar la definición de una foto. Pero hay una diferencia clave: en tu teléfono lo sabes; en YouTube, simplemente sucedió.
Y aquí está el verdadero dilema: la delgada frontera entre la transparencia y la manipulación.
La confianza digital no se rompe por un error técnico, sino por decisiones ocultas. Cuando una plataforma decide cambiar contenido sin informar, cruza una línea peligrosa. Porque si hoy “mejoran” la textura de tu cara, mañana podrían alterar discursos, narrativas o contextos enteros.
SUSCRÍBETE PARA LEER LA COLUMNA COMPLETA...