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Por Areli Paz
Familia: Campo de entrenamiento para la vida.
Amigos: Red de contención.
Pareja: Cómplice de vida, el que se lleva todo lo brillante o lo oscuro que seas.

Algunos  padecimientos mentales tienen una carga genética, no eres tú, es tu herencia y como tal se debe asumir. No culpes a nadie, esos son los secretos de la vida y no pierdas el tiempo en investigarlos. Que la ciencia decida el tratamiento y la forma en la que tendrás que sobrevivir. 

No es condena, es una condición de vida y no te hace peor o mejor persona. 

Otros padecimientos mentales, son generados por nuestros estilos de vida y a lo largo del tiempo acumulan estrés, enojo, frustraciones, angustias, miedos, inseguridades, decepciones  y desconexiones cerebrales. 

En la familia,  encontramos nuestra primera red de entrenamiento, contención, cuidado, amor, educación y definiciones de nuestra personalidad. Aunque lo niegues la convivencia da hábitos, da estilo de vida y también fases oscuras con las que tendrás que lidiar. 

Tendrás que traicionarlos de buena forma y eliminar lo que no te gusta. 

Es una forma sana de convivir con tu primer gran entrenamiento de vida.

Ahora es mucho más sencillo hablar de inteligencia emocional, aprovecha que ya no es un tema tabú y pon en contexto a los tuyos de lo que pasa, te sorprenderá saber cuántos pasan por lo mismo y no lo comparten por temor a verse raros o diferentes. 

En el grupo de amigos se da una de las principales redes de contención. De hecho mucha de tu familia no sanguínea, pero sí elegida se convierte en un pilar sólido en el que te vas a apoyar en lo que te resta de vida. Claro, si tejes bien esa red. 

 Si bien es cierto que con los amigos uno hace locuras, no respeta los altos, bebe en exceso o pasa sobre sus límites, también están los que a lo largo de la vida se convierten en acompañantes de las buenas y las malas. 

Ahí, uno también decide con cuáles quiere estar el resto de la vida. 

Los mejores amigos se encuentran en las malas,  en las buenas todos quieren estar y brillar, quieren la foto, quieren tu dinero, se cuelgan de tus éxitos, aparecen siempre que la vida pinta bonito, en las malas, algunos  huyen, esos  que temen enfrentar la realidad. 

No los juzgues, no sabemos qué historias y batallas vivan internamente.  Y cuando confiesas algún padecimiento mental acaban por irse, “ antes que los vuelvas locos”.

Con la pareja o parejas, cada quien decide cómo y con cuántos se complica la vida. Es muy importante siempre ser honesto y revelar desde un principio que uno no anda muy bien de sus emociones y que existe un padecimiento mental. Si no lo hiciste y lo descubrió en el camino, sé paciente, la gente no acepta de inmediato a alguien con pensamientos complicados. 

Con todos, te puedes subir al ring y pelear tus batallas, pero reflejadas en otros. Es más fácil echarle la culpa a los de junto. Es más fácil enojarse y tratar de justificarlo con perfeccionismo, obsesiones y adicciones. Por eso el ring. Es imaginario, está presente en todos los espacios de tu vida cuando tienes un padecimiento mental  lo traes en la bolsa, maleta o cajuela. Está listo para ser usado por un humano que está a la defensiva tratando de controlarse así mismo. 

Ahí es donde comienza tu recuperación mental. A partir de elegir pleitos o enojos injustificados. 

Tú decides si te subes o no. 

Todos los días en cada esquina de ese cuadrilátero estará en un lugar  tu familia, tu pareja, tus amigos, tu trabajo, tu jefe, tu jefa, tus compañeros. 

Enfrentar a tu mente y controlarla debe ser tu único ring, en el que cada día te subas menos. 

Me ha funcionado. No siempre gano, pero cada vez menos utilizo el enojo para tratar de explicar mis otras emociones que no quiero reconocer.

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@arelipaz

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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