Por Bárbara Anderson
No, no hay que separar quienes somos en casa con quienes somos en la chamba.
No, no hay que dejar los problemas familiares fuera de la oficina.
Elegir una buena pareja -una que nos ayude a regular nuestras emociones- tiene un peso enorme en la trayectoria de nuestra carrera laboral.
Cómo periodista de negocios siempre tuve esta idea en la cabeza: ¿cómo puede ser buen ejecutivo una persona que es conflictiva en su hogar o con sus seres cercanos? ¿Cómo puede ser una directiva asertiva en su puesto si en su vida hay muchos cabos sueltos que no se condicen con su faceta asertiva en las decisiones de negocio?
Esta semana me topé con un estudio que le ha echado luz a esta duda: efectivamente la relación que tenemos con nuestras parejas puede ser una catapulta o un ancla en nuestra vida laboral.
Bautizado como “Los efectos enriquecedores de la capacidad de regulación emocional de los cónyuges en el intercambio líder-miembro de los empleados: evidencia de las tríadas cónyuge-empleado-supervisor”, es un análisis empírico de ‘cómo sí’ tener una pareja que nos festeje los triunfos y nos alivie las frustraciones y el estrés ayuda tanto en la casa cuanto más en la oficina. Con más de 300 personas participando de este estudio uno de los factores que se analizaron es uno que yo personalmente no conocía: la capacidad de regulación emocional (ERA por sus siglas en inglés). Es el conjunto de habilidades necesarias para manejar de manera eficaz las emociones. Las personas con una alta ERA tienen más probabilidades de mantener relaciones de calidad con clientes, compañeros, jefes, además de ser más capaces de ayudar a sus colegas a gestionar emociones negativas o situaciones difíciles.
Según este estudio, tener parejas ERA en la vida familiar de los empleados les da la oportunidad de adquirir dos recursos críticos: 1) capital psicológico y 2) conocimientos de gestión de emociones. “Lejos de considerarse una amenaza para la productividad, la vida familiar debería ser promovida por las empresas”, dice una de las investigadoras, la española Anna Carmella Ocampo, “dado que nuestro círculo personal más cercano y de mayor confianza que se establece en la edad adulta, es imperativo examinar cómo las parejas pueden favorecer la vida laboral de un individuo”.
PUM.
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