Las otras caras del retrato

El ojo histriónico de Leibovitz lo vuelve a hacer, esta puesta en escena quedará para siempre juzgada con un sin fin de opiniones y relatos construidos bajo un mundo de experiencias e interpretaciones

Las otras caras del retrato
Belén Moy

Por Belén Moy

La fotografía puede parecer que es tan solo configurar un diafragma y una velocidad, pero es mucho más que eso, y cuando hablamos de un retrato hablamos de la fisonomía humana, de capturar una emoción que devela y predice el carácter de la persona que posa ante la cámara. Una forma de permanecer.

Esto es precisamente lo que logra Annie Leibovitz en su reciente trabajo para el reportaje de Vogue “Retrato de valentía”, donde la primera dama de Ucrania, Olena Zelenska, posa junto a su esposo Zelensky.

El trabajo fotográfico de Leibovitz es impecable y se caracteriza por crear una fuerte intimidad y complicidad entre fotógrafo y modelo. El drama y la posesión de la cámara juegan como una máquina del tiempo en el espacio y nos llevan siempre a un estado teatral, compuesto y retocado. Su ejecución y su huella son indelebles, y probablemente eso es lo que la haya llevado a ser objeto de tantas críticas, controversias y, también, a mostrarse como una de las mejores fotógrafas de nuestro tiempo.

Los encuadres son equilibrados, la luz es perfecta, los tonos opacos son oportunos y cada imagen nos llena de simbolismos, en los que con una mano en el pecho, la posición de una mujer sentada en los escalones más bajos de una escalera y las manos protectoras de un esposo sobre su esposa logran enaltecer la mirada de dos personalidades que desde hace meses sufren y luchan con un estado de guerra.

El mensaje es claro, contundente y fuerte. No son retratos de moda.

Estas imágenes distan de querer ser fotoperiodismo y al verlas generan en nosotros demasiadas emociones. Está lo frío y terrible que es la guerra y está lo estético, el relato y el mensaje. Es cierto que la guerra no es glamorosa, querer hacer sentir eso sería irrespetuoso e irresponsable, falso. Pero lo cierto también es que Ucrania y sus ciudadanos están vivos, y esto de alguna forma los regresa a eso.

Al ver las imágenes tuve la misma reacción de cuando vi por primera vez la Mona Lisa, la elección que me dio la obra misma de interpretar la emoción y el sentimiento que me transmitía: estaba triste, estaba sonriendo, estaba distraída, algo que no lograba definir, y ahora veo esto y, lejos de estar de acuerdo con la normalización de la guerra o el abuso de poder en la expresión de forma mediática, mi punto de vista se fue enfocando en: ¿por qué? ¿Por qué estas fotos en este momento? ¿Qué quieren transmitir? ¿Quién lo comisionó? ¿Cuál es el objetivo de la obra?

Podría resultar difícil conectar con lo que parece ser inexpresivo, lo cierto es que sus miradas convierten lo inexpresivo en vacío y seguramente eso es lo que se siente ver a tu nación sufrir.

El ojo histriónico de Leibovitz lo vuelve a hacer, esta puesta en escena quedará para siempre juzgada con un sin fin de opiniones y relatos construidos bajo un mundo de experiencias e interpretaciones personales.

En unos años del trabajo de Leibovitz eso quedará: los profundos retratos de los Zelensky enaltecidos por su mirada en el contexto de una terrible guerra. Por otro lado, los Zelensky obtienen hoy para la esencial guerra en las redes poderosas y controversiales imágenes al estilo de la más refinada propaganda de guerra que les permite mantenerse en la conversación, y eso en sí es una conquista.

@chuckybunchie

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