Nos hemos equivocado

Después de muchos esfuerzos y programas de fomento a la lectura, en nuestro país se sigue leyendo en promedio un libro al año.

Nos hemos equivocado
Por Clarisa Toledo

Nadie se forma como lector en la escuela, para mí la respuesta es la familia:
Eva Janovitz

La lectura no empieza con el proceso de alfabetización, la lectura empieza con la oralidad y eso hay que transmitirlo a los padres. Los niños no son el problema, son muy inteligentes, pero nadie se forma como lector en la escuela, por el tiempo que se dedica a la lectura, aseguró Eva Janovitz, experta en formación de lectores en la primera infancia.

En la vida, al menos para mí, no existen las casualidades. Hace unos días me encontré a la maestra Eva Janovitz en el aeropuerto de la Ciudad de Oaxaca, me acerqué a saludarla y a compartirle un sueño que se gestó en un diplomado de lectura para la primera infancia que tomé hace muchos años y que ella coordinaba:  Una modesta biblioteca infantil, con los libros de la infancia de Natalia, que ahora tiene 18.

Eva Janovitz se dedica desde hace más de cuatro décadas  a la formación de lectores. Es pedagoga por la UNAM, maestra, tallerista y conferencista sobre temas relacionados con la educación y la cultura escrita. Ha coordinado la selección de libros para la SEP en cuatro ocasiones, para la Sección Preescolar y fue Coordinadora del Programa Salas de Lectura y Primera infancia. Se dedicó durante 15 años al mundo editorial, especialmente libros para niños y jóvenes.

Vino a Oaxaca invitada por la Fundación Alfredo Harp Helú para participar en la quinta edición del Festival para la Primera Infancia; tuve la oportunidad de estar en uno de sus talleres y después, conversar con ella frente al templo de La Soledad, con una variedad de nieves  de por medio, en La Oaxaqueña.

Después de muchos esfuerzos y programas de fomento a la lectura, en nuestro país se sigue leyendo en promedio un libro al año, según los resultados  de famoso Molec, el Módulo sobre la lectura que señala que el 43.2 por ciento de la población alfabetizada de 18 y más años leyó al menos un libro en los últimos doce meses. ¿Cuál es la razón?, le pregunté a Eva Janovitz.

Su respuesta fue contundente: Nos hemos equivocado. Con los años descubrí que ha habido una pelea total entre la escuela y la casa, sobre quién realmente inicia el proceso de formación de lectores. Los papás esperan que la escuela, además de manera prematura, en el preescolar, se comprometa a alfabetizar a los niños. Y los padres dicen “ahí se los dejo”. Porque tenemos una sociedad no lectora. Este hábito se forma a través de la oralidad, de la narración de cuentos. La oralidad, la lectura y la escritura están profundamente ligadas a la afectividad. La ternura como parte del vínculo que ha generado esta tribu a la que nos integramos todos los que leemos y escribimos. Así, el maravilloso camino de formar lectores, como se titula uno de sus libros, es el trabajo en casa, desde la primera infancia.

En la plática, Eva recordó la primera vez que vino a  Oaxaca en 1972, por un proyecto de alfabetización en el que participó siendo estudiante de pedagogía  y que después retomaría con el Fondo de Cultura Económica (FCE).  En ese entonces lo que más le sorprendió fue la estadística que colocaba al estado en el penúltimo lugar de lectura y escritura así como el nivel de reprobación de primer año.

“Estamos en un momento importante, creo que ha habido muchos esfuerzos y mucho dinero. Muchas inversiones, pero creo que nos hemos equivocado. Tardé veinte años para tratar de entender por qué te encuentras niños de tercer año de primaria que te dicen ‘guácala leer’. ¿Qué pasa en la vida para que, justo cuando un niño empieza a estar alfabetizado completamente o por lo menos donde conoce el abecedario y puede manejar bien las palabras, en ese momento dejen de leer? Toda la vida lo creí empíricamente, pero ahora ya hay ciencia sobre la importancia en la primera infancia. Toda la gente que estudia el desarrollo del cerebro, la neurociencia te lo dice, que los primeros años de vida son los más importantes, los que construyen los cimientos de la vida”.

Eva Janovitz dice que no ha  conocido un niño en el mundo preescolar, que no adore los libros. “Pones una canasta de libros y no tienes que hacer nada, los niños van solos y te dicen déjame leer”.

Pionera  en México en  la formación de lectores bebés, Eva Janovitz asegura que “La lectura empieza en casa. El bebé antes de nacer, la primera voz que escucha es de la madre. Esa interacción con la oralidad es el primer paso. Por ahí empieza. Si la cultura escrita iniciara en la casa, si hubiera libros, diferentes formatos en donde está incluida la cultura escrita, las niñas y los niños llegarían no a la primaria, sino desde preescolar con una experiencia como miembros activos de la cultura escrita y eso genera una diferencia total”.

Eva Janovitz ha estado muy cerca de los esfuerzos para la formación de lectores  en Oaxaca, desde su primer proyecto de alfabetización en los comienzos de los años setenta. “De eso, a lo que veo ahora, yo creo que sí hay que cacarear mucho lo que pasa en Oaxaca2», aseguró.

Durante sus viajes a Oaxaca, abrió puertas y ventanas para que cada quien pueda elegir el lugar en el que quiere estar. “Me parece que es muy importante ofrecer espacios que tienen mucha ternura, pero también tienen una parte muy crítica y de profunda reflexión”.

Afirma que en Oaxaca hay gente que entiende perfectamente lo que es la primera infancia, entiende que hacer un taller dentro de un contexto extra escolar, el eje central es el juego, junto con la literatura y cualquier otra expresión artística. Tienen propuestas bien armadas, que incluyen a la familia. Las niñas y niños no tienen problemas, son lo mejor, pero a las  mamás y papás hay que ayudarles a recuperar su capacidad de jugar.

En los últimos  cinco años también vio un cambio fundamental, en el primer festival para la Primera Infancia en 2016 el noventa por ciento del acompañamiento de los niños, eran mamás y si acaso abuelas, en esta edición 2022 por lo menos el 45 por ciento fueron hombres, papás y abuelos.

Han pasado cincuenta años desde su primera visita a Oaxaca invitada por  maestras de preescolar y organizaciones civiles, lo que propuso lo creó de la nada y ha comprobado que sí funciona. “Estoy convencida que es importantísimo trabajar con la formación ciudadana y mi aportación es a través de la lectura y la escritura. En Oaxaca ya no me necesitan, me voy a Tepic”.

@ClarisaToledo

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