Por Claudia Pérez Atamoros
De acuerdo con las Proyecciones de la Población de México y de las entidades federativas, 2020-2070 (CONAPO, 2023) en el país residen 67.0 millones de mujeres, de las cuales, 12.5 millones tienen entre 0 y 11 años, es decir, una de cada cinco mujeres (18.7%) en México es niña.
A nivel nacional, cada año nacen cerca de un millón deniñas (y por cada 100 niñas nacen 104 niños) (INEGI, 2023).
Qué lejanos, ¡pero ¡qué lejanos! se ven aquellos tiempos en que las niñas solo podían jugar con muñecas.
¡Benditos momentos! estos en que ya las infantes no sueñan a ser infantas o reinas.
¡Eureka, eureka! no más cuentos en los que la niña anhela encontrar a su príncipe azul y convertirse en princesa. ¿A poco esta muñeca va a cambiar de aparador? ¡Claro que sí!“Hoy, hoy, hoy” y “haiga sido como haiga sido”, las niñas mexicanas pueden aspirar a ser algo más, mucho más “que la señora de la casa”.
De a poquito, pero las niñas ya saben que pueden ser jugadoras de fútbol, capitanas de un buque o avión, y hasta presidentas de esta gran nación. Para finales de 2024 México tendrá 19 gobernadoras. ¿Lo habrá siquiera imaginado Griselda Álvarez? Paridad legislativa, paridad en gabinete. Ella se suma a las 26 mujeres en el mundo que lideran los destinos de sus patrias.
¿Echar las campanas al vuelo?
Sí porque “no le aunque” que, de los 195 países reconocidos por la Organización de las Naciones Unidas, las mujeres gobernantes solo representan un 13%. Aquí sí que ya no cabe la expresión “qué tanto es tantito”, porque vamos haciendo montón. Claudia Sheinbaum es ya la presidenta. Las futuras mujeres indígenas de este país no tendrán nunca más que escuchar un “no traigo cash”. A partir de ayer, México tiene a una mujer en la presidencia. Una gobernanta que no podrá refugiarse en los errores del pasado. Una lideresa que arriba al poder con la aprobación de casi 36 millones de votantes y que, además, llega en caballo de hacienda. Por el futuro de las niñas de este país, ojalá llegue pisando recio a favor de los derechos de todas, todos y todes: a la salud, a la educación, a una vida libre de violencia…
Que ellas puedan elegir combinar su existencia entre hijos, no hijos; entre laborar en casa o trabajar fuera de ella; que puedan decidir sobre sus cuerpos y su futuro. Que lleguen vivas a la adultez, sin violencias físicas, verbales, emocionales o sexuales. Que no reciban un cubetazo de agua helada cuando aspiren a más.
El nuevo emblema del Gobierno de México nos remite a tres aspectos: mujeres, jóvenes e indígenas. Y de refilón, dan muestras de saber de ortografía. De nuevo vemos a las mayúsculas y minúsculas donde deben de ir. ¿Un mensaje subliminal?
Pian pianito, las mujeres hemos ganado espacios y por eso, a esta señora presidenta hemos de exigirle con más rigor y menos entrañas.
Deseo que el beneficio de la duda le sea otorgado. Ciertamente tenemos muchas más oportunidades y voz que la que tuvieron las mujeres mexicanas en el pasado… pero también nos matan más. Haga aliadas. No caiga en el “ni los veo ni los oigo” para que nunca tenga que decir: “ya sé que no aplauden”. Ni se le vaya a ocurrir jamás espetarles a los padres de Ayotzinapa, o a las víctimas de la violencia un ¡supérenlo!; mucho menos un “serenense” o “ya me cansé”.
Ayer dijo que, con usted, señora presidenta, llegamos todas. ¡Mintió! porque las muertas por feminicidio no llegaron y peor aún, ignoró a quienes hasta con sus manos rascan la tierra en busca de sus hijos: ¡no sumó a las madres buscadoras!
Haga oídos sordos a quienes le ataquen por su físico o banalidad alguna… Ahí hágale como Ruíz Cortines, el único antecesor de Usted con la misma edad: “soy feo, pero a mí no me eligieron para semental sino para presidente”. Y a Usted se le eligió para que sea la presidenta de esta gran nación. No se enganche con esos que la ataquen “per se”, pero tampoco lo haga con quienes siendo traidores a la patria le digan que todo está bien…
Corte de tajo la crispación, la violencia verbal, no les siga el juego o, mejor aún, no lo vaya a provocar y avalar, que eso de “que ni nos beneficia ni nos perjudica sino todo lo contrario” es una frase de aquel populista de los 70, y ahora son tiempos de mujeres ¿unidas, jamás vencidas? Visite Chiapas, Sinaloa, Guerrero; escuche a la gente, a todos.
No se apoltrone en esa silla presidencial que tanto daño les ha hecho a todos sus antecesores y vaya a dejar que el país se le “deshaga entre las manos”. Tampoco, vaya a colocarse al borde del abismo y dar un paso adelante porque desde el segundo piso la descalabrada dolerá más.
Gobierne como mujer. ¿Cómo gobiernan las mujeres? Según las conclusiones a las que se llegó en el Foro de Mujeres Electas Localmente, realizado durante el V Congreso de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos, en 2016, cuando “las mujeres se involucran, las instituciones políticas cambian”, “Suelen ser más incluyentes”, “Si haces sitio para las mujeres, haces sitio para todo el mundo”.
Los hombres marcan territorio. Las mujeres abonamos la tierra. Esparcimos la semilla. La procuramos. La vemos crecer.
Tenemos que subirnos a este tren.
“Más mujeres en la política también genera un beneficio económico generalizado: un reporte del McKinsey Global Institute sobre las estrategias para volver más competitivas las ciudades identifica la paridad de género como un eje clave para incrementar el producto interno bruto global en más de 12 billones de dólares”.
Le recuerdo que “Las mujeres son las guardianas de la patria” …Nunca más un: “Calladita te ves más bonita”. Eso se acabó en nuestro país (…) Llegamos las mujeres para decir que si en algún lugar está la vanguardia de la transformación es en las mujeres”.
El libro ya tiene nombre: La primera presidenta.
El capítulo inicial se comenzó a escribir ayer.
El contenido será extenso. Haga que valga la pena.
Ojalá resulte interesante, coherente, sustancioso y que el final, allá en el 2030, se cuente lleno de éxitos porque solo así habrá valido ser la primera presidenta de ésta, nuestra tierra prometida.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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