Por Claudia Pérez Atamoros
La Ciudad de los Palacios se ha transformado, ¡vaya que sí! Dejó hace años de ser la región más transparente para convertirse en un festín de hoyos, socavones, topes, ¿Banquetas? e inundaciones que recuerdan al México Tenochtitlán rodeado de agua…
En la capital más grande del continente, los baches no son accidentes: son política pública no escrita; los socavones no son casualidades, son causalidades de una añeja indiferencia; los topes no son remedios, sino remedos de solución; y las inundaciones no son consecuencia de la fuerza de la naturaleza, sino prueba indiscutible del inservible y caduco drenaje citadino. Bueno, bueno, se los concedo: también reflejo de la basura que se tira indiscriminadamente y que nadie barre…
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