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Por Claudia Pérez Atamoros
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“A esas, las de Opinión, ni la muerte las manda a callar.”

La flaca, periodista frustrada,

leyó Opinión 51 y se ardió:

“Estas mujeres opinan tanto,

que ni muertas pierden la voz.”

Llegó con su libreta negra,

a buscar su exclusiva final,

pero Pamela —en junta eterna—

contestó desde el más allá:

“¿Morir? No tengo agenda libre,

regrésame en la eternidad.”

Intentó con Soledad, la sabia,

que equilibra todo mal,

conciliando a vivos y muertos,

pero morir… eso no está en su plan.

—“Te propongo un acuerdo justo:

muere tú, pero en paz.”

Y Sandra, la insomne del gremio,

la que escarba en la oscuridad,

respondió con café en la mano:

“Si no duermo por investigar,

¿tú crees que voy a morir, flaca?

Primero se cae el SAT.”

La catrina, ya sin fuentes,

cerró su laptop con pesar:

“Ni en el panteón hay tanto empuje,

ni tanta sororidad.”

Y así, la muerte rendida,

dejó su nota con pesar:

“En Opinión 51, hasta el silencio es opinión,

y ni la muerte las manda a callar.”

✍🏻
@perezata

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.