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Por Claudia Pérez Atamoros

En México, el promedio de vida es de 75 años, 5 años menos que la media de los integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Conforme a la estadística anterior, los 15 millones de jóvenes que se sumaron al padrón electoral de nuestro país para las elecciones presidenciales de junio próximo, tendrán a lo largo de su vida, diez u once ocasiones para hacerlo.

De tal suerte que, si ejercen su derecho constitucional al voto (obligación ciudadana), habrán agotado la primera de sus oportunidades en las que a lo largo de su vida (2024-2084) podrán ejercer para decidir quién quieren que porte la banda presidencial. Suena fácil, pero en ese transitar de adulto joven a mayor, les va su calidad de vida en absolutamente todos los sentidos.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.