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Por Cristina Gutiérrez

El pasado miércoles 20 de agosto Israel aprobó de manera definitiva un proyecto de nuevos asentamientos en la Cisjordania ocupada que dividiría el territorio en dos y que representaría un duro golpe a la perspectiva de la creación de un Estado palestino. El proyecto, conocido como E1, prevé la construcción de 3,400 viviendas para uso exclusivo de colonos israelíes sobre tierra palestina y debido a su ubicación geográfica extinguiría las conexiones entre las principales ciudades palestinas. El ministro de finanzas de extrema derecha israelí, Bezalel Smotrich, manifestó que con esta decisión el Estado palestino “se borra del mapa” y que cada asentamiento nuevo “es un clavo más  en el ataúd de la solución de dos estados” que consolida el control del pueblo judío sobre los territorios palestinos. En pocas palabras, el proyecto no es otra cosa que un sabotaje a la posibilidad de un Estado palestino independiente. 

 Este plan de expansión de asentamientos existe desde hace más de dos décadas. Sin embargo, los gobiernos israelíes anteriores decidieron congelarlo debido a la presión de la comunidad internacional. Desde 1967, como consecuencia de la guerra de los Seis Días, Israel ha mantenido una ocupación militar en los territorios palestinos de Cisjordania y Jerusalén Oriental. Desde entonces, sucesivos gobiernos israelíes han impulsado la expansión de colonias sobre el territorio ocupado y a partir del 7 de octubre de 2023 estas han incrementado de forma exponencial junto con los ataques de los colonos israelíes hacia la población palestina en Cisjordania. La gran mayoría de la comunidad internacional considera que los asentamientos israelíes son ilegales según el derecho internacional y constituyen el mayor obstáculo para la creación de un Estado palestino y para la paz duradera en la región. En la actualidad más de 600,000 colonos israelíes viven de manera ilegal en los más de 300 asentamientos repartidos a lo largo de toda Cisjordania y Jerusalén Este.

El proyecto, que claramente obstaculiza la solución de dos Estados, es una respuesta de Israel a países como Francia, Reino Unido, Canadá y Australia que han anunciado sus intenciones de reconocer a Palestina como estado en la próxima reunión de la Asamblea General de la ONU en el mes de septiembre. Smotrich declaró que “no hay nada que reconocer ni nadie a quien reconocer” y amenazó que “quien sea en el mundo que intente reconocer un Estado palestino recibirá nuestra respuesta sobre el terreno”.

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