Por Cynthia Dávalos
Durante años hemos repetido, casi sin pensarlo, que a los jóvenes “no les interesa nada”. Que viven metidos en el celular y que la política les es indiferente. Es una posición cómoda, porque nos permite culpar a una generación entera sin preguntarnos qué país les hemos puesto enfrente.
El 15 de noviembre, mientras veía a chicas y chicos marchar, esa idea empezó a hacer ruido. ¿Y si lo que llamamos indiferencia fuera, en realidad, otra cosa?
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