Adiós al viacrucis

¿Las fintech serán la solución a los problemas ‘intangibles’ de los receptores de remesas?

Adiós al viacrucis

Debo confesar que no me asombró la admiración que, hace más de un mes, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo sentir en un video por los héroes y heroínas que abandonan sus pueblos por la necesidad de buscar “algo que mitigue su hambre, su pobreza”.

Tampoco me impresionó su agradecimiento a los paisanos por ayudar “muchísimo” a la economía de México al realizar casi 120 millones de operaciones para enviar 40,600 millones de dólares en remesas en 2020, en plena pandemia y crisis económica “cuando más lo necesitábamos”.

Mucho menos creo que es de sorprender que la cifra alcanzará en 2021 más de 52 mil millones, 42% del total de la región de América Latina y el Caribe, según el Banco Mundial.

Son más de 200 millones las personas que envían remesas a sus países de origen en el mundo. Para algunos, el lugar donde creen que pueden construir sus sueños (o sobrevivir) es Estados Unidos, para otros 1.2 millones encuentran su solución en México.

Más allá de calificar en este texto si el monto recaudado en remesas por México es o no un logro, definir si es un elemento sostenible en la política económica y especular sobre los riesgos del origen de los recursos, lo que no hay que perder de vista está en las casi 1.8 millones de familias (algunas estimaciones calculan en más de 7 millones) en México,  que recibieron el año pasado el dinero de quienes tienen que salir a buscar oportunidades que no encuentran en su patria.

En este espacio, he expresado mi convencimiento de que los emprendedores son los que pueden generar las soluciones que se necesitan en el país, sin caer en asistencia social, sino generando riqueza: vivienda, agua, salud, inclusión financiera. Y si bien es cierto, muchos modelos de negocios de impacto social podrían ser cuestionables, hay otros que no debemos subvalorar.

Startups mexicanas financieras basadas en tecnología (también conocidas como fintech) como ePlata o PagaPhone SmartPay están generando en el país una propuesta financiera de impacto social de ida y vuelta en el tema de remesas: tanto para las familias de mexicanos en el exterior que reciben dinero y, en breve, también para los migrantes que trabajan en México.

Estas fintech se centraron principalmente en el mercado potencial que representan las remesas que son cobradas en efectivo y que representan 94.1% del total, porque es aquí en donde empieza el viacrucis y en donde hay que hacer un cambio por los costos — tangibles e intangibles — que deben cubrir tanto los remitentes como los receptores de los fondos.

La lista de beneficios va desde la inclusión digital y financiera de mexicanos hasta el crecimiento de la equidad económica. El cobro digital de remesas representa un ahorro del 3% en el envío de fondos, solo por dar un dato del Instituto de Empoderamiento Económico de Visa (VEEI). Sin embargo, la aportación más relevante está en la transformación del discurso en las historias que leemos todos los días sobre quienes tienen que recorrer grandes distancias para cobrar el dinero que les mandan sus familiares.

Sus trayectos los hacen con miedo a ser asaltados o a sentirse descubiertos, invirtierten en promedio 1.5 horas para cobrar el dinero en algún establecimiento comercial, luego de hacer largas filas con la incertidumbre de que el establecimiento tenga los fondos suficientes para cubrir el pago (36.8% de las remesas se cobran en tiendas). Ni pensar en rapidez.

El problema de que las cosas no puedan cambiar más rápido está en la desconexión de visiones entre la iniciativa privada y el gobierno. Los emprendedores buscan innovar. El gobierno, aferrarse al mundo analógico. Falta de confianza en las fintech para impulsar la inclusión financiera y los programas sociales.

Apostar en la apertura de 2,700 sucursales del Banco de Bienestar — que según una investigación de Forbes México opera la firma Bahud Processing México, del costarricense Alfredo José Urcuyo Fernández — no es suficiente. Es necesario complementar y apostar por la tecnología de las fintech para acortar el camino y resolver otras necesidades urgentes en la sociedad.

Es imperativo que el uso de estas aplicaciones y plataformas se fortalezca con alianzas institucionales que promuevan la agilidad en los trámites y la seguridad de los usuarios. Es clave impulsar, más allá del discurso, la proximidad con empresas tecnológicas que presten servicios financieros, obedeciendo el sentido social con el que fueron concebidas.

PagaPhone SmartPay, que lidera Ulises Téllez, es una fintech 100% mexicana que desde su lanzamiento se enfocó en inclusión financiera y en el cobro digital de remesas de Estados Unidos a través de una aplicación que se maneja desde un celular en alianza con MoneyGram y Western Union. Esta billetera digital o wallet (que son dispositivos electrónicos, servicios de banca móvil o aplicaciones celulares) ya tiene 30 mil usuarios activos.

¿Qué pasa con los migrantes que viven en México y pretenden enviar dinero a sus lugares de origen? Les adelanto que Téllez anunciará el martes la puesta en marcha de una solución para incluir el servicio de envíos de remesas, ahora desde México hacia otros países. Lo hará en alianza estratégica con Remitee de Argentina y la estadounidense Ripple. En su primera etapa, hará envíos de dinero a Argentina, Brasil, Colombia, España, Estados Unidos y Venezuela. En una segunda, el servicio se extenderá a otros países de Europa y Asia. El ecosistema no se detiene.


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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