Por Dayana Aronovich
Navidad es la temporada de los abrazos, las risas y las fotos que quedarán para siempre en el álbum familiar. Pero, seamos honestas: todas queremos vernos bonitas en esas fotos. No es por cumplir con las expectativas de los demás ni por acercarnos a los estándares inalcanzables de belleza que inundan las redes sociales; es una cuestión de satisfacción personal. Queremos mirarnos en las imágenes y sentirnos bien con lo que vemos, sobre todo en una época llena de momentos únicos.
Esta temporada tiene algo especial: las reuniones familiares, la convivencia con amigos que no ves hace tiempo y, claro, el típico primo o tía que aprovecha para hacer un comentario "sutil" sobre cómo has cambiado: "Te veo más llena de felicidad este año". No queremos que nos definan esos comentarios, pero tampoco podemos negar que, en el fondo, nos gustaría evitarlos.
Por eso, aunque parezca tarde, nunca lo es para empezar. Una rutina de ejercicio diaria de 20 o 30 minutos puede marcar la diferencia. No estamos hablando de transformar radicalmente nuestro cuerpo ni de obsesionarnos con quemar calorías antes de la cena navideña. Más bien, se trata de adoptar un hábito que no solo nos ayude a lucir mejor, sino que también nos haga sentirnos más fuertes y seguras.
La magia de empezar hoy
El ejercicio no es solo un medio para mejorar nuestra apariencia; es una forma de conectar con nosotras mismas, liberar tensiones y sentirnos más presentes. La Navidad trae consigo todo tipo de emociones, desde la alegría y la nostalgia hasta el estrés de los preparativos, y una pequeña sesión diaria puede ser nuestro momento para recargar energías y enfocarnos en lo que realmente importa.
Imagina esto: fotos que no solo subirías a tus redes sociales con orgullo, sino que hasta imprimirías para decorar las esferas de tu árbol de Navidad. Ese nivel de confianza no viene solo del físico, sino de saber que te has dedicado un tiempo para cuidar de ti. Porque en el fondo, lo que realmente importa es cómo te sientes contigo misma.
Si decides empezar a moverte, hazlo con seguridad. No necesitas un gimnasio lleno de máquinas, pero sí herramientas que te respalden. Un mat (tapete) de calidad, por ejemplo, es básico para evitar lesiones y proporcionar estabilidad mientras haces tus ejercicios. Busca uno antiderrapante y con el grosor suficiente para proteger tus articulaciones. Con él puedes practicar yoga, pilates o ejercicios funcionales en la comodidad de tu casa, sin preocuparte por resbalones o molestias en las rodillas.
El mejor regalo para ti misma
Navidad también es tiempo de regalos, ¿por qué no darte el mejor obsequio que puedes recibir? Empezar una rutina no es solo un compromiso con tu cuerpo; es una inversión en tu bienestar físico y emocional. No importa si tus metas son grandes o pequeñas, si buscas tonificar, liberar estrés o simplemente despejar la mente. Lo importante es que encuentres esa motivación que te mueva cada día, incluso cuando la agenda esté llena de posadas y cenas.
Como dice el dicho, "El mejor momento para empezar fue ayer; el segundo mejor momento es hoy." No importa si el año está por terminar; siempre hay tiempo para cuidarte. Que esta Navidad no solo sea una época de dar a los demás, sino también de darte a ti misma el regalo de sentirte bien en tu piel, no por las fotos ni por los comentarios, sino porque TE LO MERECES.
Así que desempolva tus tenis, busca un buen mat y dedica unos minutos al día para moverte. Hazlo por ti, por tus momentos frente al espejo y, claro, por esas fotos que recordarás con una sonrisa, en Navidad y siempre.
*Dayana Aronovich, fundadora de U Can
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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