Por Dayana Aronovich*
A unos días de Navidad todas queremos vernos bien, pero también sentirnos bien. El brillo no solo está en el vestido o en las luces del árbol, sino en esa energía que nace cuando el cuerpo se mueve, cuando la mente respira y el día encuentra su ritmo.
Verse bonita también tiene que ver con cómo te sientes por dentro. Moverte con intención cambia tu energía, tu postura, tu ánimo… es una forma de cuidarte sin exigencia, desde la suavidad.
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