Por Edmée Pardo

Cuando pienso que cada palabra que hoy usamos en algún momento fue un neologismo, salido de una etimología, algún uso o costumbre o la adaptación de una palabra a otra lengua, me consuela leer la palabra manosfera. ¿Qué es eso?, me pregunté la primera vez que la vi en blanco y negro. Y luego, quizá por el algoritmo no solo de las redes sino el del universo, que basta que pongas atención en una cosa para que multiplique en tu vida, la empecé a escuchar y leer en muchas partes.

La manosfera —derivada del inglés manosphere— designa un conjunto de comunidades digitales en torno a la experiencia masculina. El concepto comienza a utilizarse entre 2009 y 2011, cuando blogs y foros centrados en las problemáticas de los hombres se conectan y crean una red informal de páginas, canales y subculturas. Sitios como The Spearhead, A Voice for Men o Return of Kings contribuyeron a articular lo que después se llamaría la manosfera, un neologismo que señala una realidad social y personal que requiere atención. Aunque ciertas preocupaciones surgían de experiencias como la paternidad, la forma de la pareja, la salud mental o la violencia masculina invisibilizada, esas conversaciones fueron desplazadas por discursos que veían al feminismo como un enemigo y atribuían sus frustraciones a un supuesto avance excesivo de los derechos de las mujeres.

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Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.