Por Edmée Pardo
Pablo ofreció ir a recogerme al aeropuerto. En el camino cayó en un bache y se le rompieron dos llantas de costado. La primera la cambió sobre el viaducto, a las dos de la mañana y con lluvia, y la segunda aguantó hasta el estacionamiento del aeropuerto. Los dos regresamos a mi casa en taxi. Al día siguiente localizó una vulcanizadora, abierta las 24 horas, los 365 días del año, que vendió y colocó dos llantas usadas para poder sacar el auto del estacionamiento y no siguiera corriendo el reloj marcador. Después hubo que comprar otras dos llantas nuevas, pues las suyas eran irreparables. El chiste le salió en 7 mil pesos. La mitad del costo del vuelo de avión si hubiéramos viajado juntos. Yo había comprado algunos regalos para dárselos paulatinamente: a mi regreso, en su cumpleaños, en navidad. Se los entregué al mismo tiempo.
¿Te lo pagó el seguro de la ciudad?, le preguntaron en una sobremesa, haciendo referencia al servicio que la Secretaría de Obras y Servicios (SOBSE) ofrece como responsabilidad patrimonial hacia los ciudadanos por faltas en el mantenimiento de la vialidad. Para abrir el caso hay que llamar en el momento y lugar en el que sucede al 55 5658 1111, informar ubicación, datos y activar el procedimiento. Fotografiar el bache, señalar lugar del incidente, llamar al seguro del conductor (si el auto no está asegurado no opera) y al seguro de la ciudad de la ciudad para que se realice el peritaje. Si el conductor no trae placas de la ciudad, si se considera que venía con exceso de velocidad o que intencionalmente no evitó el bache, el pago no procede. Si en las dos horas que promedio tardan los ajustadores en resolver el embrollo, el resultado es positivo el pago se realizará en los siguientes 10 días hábiles. Un proceso tortuoso e ineficiente, por decir lo menos. Más si se realiza a las dos de la mañana, sobre viaducto, con lluvia atípica.
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