Por Farah Ayanegui*

“Nunca dejamos de conocernos, sobre todo cuando el caos nos obliga a mirarnos sin máscaras.”

Hubo un aprendizaje que no vi venir este año: soltar.

Soltar de verdad. No como esos procesos que creemos liberadores porque son sencillos, cómodos o incluso bonitos, sino desde el cansancio profundo de sostener una historia que ya no podía seguir cargando.

SUSCRÍBETE PARA LEER LA COLUMNA COMPLETA...

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.