Por Flor Aydeé Rodríguez Campos*
En México, aún hoy, la muerte de un esposo significa para muchas mujeres algo más que enfrentar el dolor del duelo: las vuelve susceptibles a una nueva forma de invisibilidad. Las viudas, especialmente aquellas que perdieron a su pareja en un contexto de violencia, son sometidas a una doble condena: el silencio social y el abandono institucional.
De acuerdo con cifras del INEGI publicadas en 2016 con motivo del Día Internacional de las Viudas, en México ocho de cada diez personas viudas son mujeres. Muchas de ellas tienen más de 60 años, cuentan con niveles educativos bajos y carecen de redes de apoyo formal o recursos económicos estables. Sin embargo, las cifras no reflejan la dimensión humana de esta realidad. La viudez suele traducirse en:
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