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Por Gabriela de la Riva

Pisa el freno cuando el mundo acelera.

Algo profundo está ocurriendo en México.Y aunque no se escuche en las mañaneras, ni lo denuncien en cadena nacional, estamos viviendo un giro cultural de alto voltaje.

En sólo 14 años, (según el estudio México Emergente 2025 dlR Grop) el número de mexicanos que viven anclados al pasado se duplicó.En 2012, solo el 13% se identificaba más con lo que fue. Hoy, es el 34%.No es nostalgia, es fuga.No es añoranza, es desconexión con el porvenir.

En lugar de imaginar el futuro como un horizonte deseable, muchos lo ven como una amenaza. Prefieren el “antes estábamos mejor” aunque no recuerden exactamente por qué. Se abrazan las certezas del ayer como quien agarra un salvavidas… incluso si está desinflado.

Y lo más peligroso: el futuro, antes un sueño, hoy se ve como un riesgo innecesario.

Cuatro señales de que México se está regresando.

1. La nostalgia se convirtió en doctrina.Gobiernos, medios, cultura popular: todos apelan al pasado. El “como antes” se ha vuelto argumento político, consigna estética, estrategia publicitaria. La memoria se edita. El presente se aguanta. El futuro… se teme.

2. La tradición ( de siempre) se volvió frontera.En lugar de plataforma, es obstáculo. “Así somos” detiene. “Eso no es lo nuestro” bloquea. Y la innovación se percibe como traición a las costumbres.

3. El éxito ajeno como sospecha.A quien le va bien se le baja. “Algo habrá hecho”. El talento se invisibiliza. La excelencia se diluye. Así, la ambición se esconde, la creatividad se aplasta, y el mérito incomoda. 

4. El valemadrismo pasivo se normalizó.No es rebeldía. Es agotamiento. Resignación. Un “me da igual” que no combate ni transforma. Se sobrevive, pero sin imaginar un país distinto. Solo se flota. Se aguanta. Se repite.

Sin embargo, hay un 22% de mexicanos (hace 12 años 20%) que nos dan luz y una buena noticia: ¡hay otro México! Uno que no sale en cadena nacional, pero ya está en movimiento. Uno que impulsa, jala hacia el futuro, a la innovacion, la competencia, la superación y la certeza de querer salir de los complejos, de la mediocridad, y del hartazgo pasivo.

En el estudio y posteriormente en el libro México Rifado 2.0 lo vimos con claridad: hay mexicanos que no están esperando condiciones ideales para actuar. Están actuando a pesar de las condiciones. Son los rifados. Hombres y mujeres que desafían inercias, prejuicios y estructuras, con decisión y sin permiso.

Hoy, en esta primera entrega, quiero hablarte de algunos que lo están haciendo desde el deporte y la vida diaria ( porque los hay por todos lados).

Osmar Olvera: el niño que juró ganarle a los chinos… y cumplióDesde los ocho años, Osmar tenía una idea fija: quería ser clavadista y ganarle a los mejores del mundo. En México eso suena a locura.Pero lo dijo, lo entrenó… y lo logró.

Campeón mundial de clavados a los 19 años, Osmar no es producto de una estructura perfecta. Es resultado de una fe implacable, una ética de trabajo feroz, y una visión que no se negocia.

Isaac del Toro: el ciclista que rueda por todosGanó el Tour del Avenir —la carrera juvenil más importante del mundo— con fuerza, estrategia y humildad.Pero lo verdaderamente impresionante vino después: en sus entrevistas pidió más ciclovías, más espacio público, más movilidad para todos.No se subió al podio. Subió a México con él.

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