Por Graciela Rock
Hace poco menos de un año en España, una tormenta entró por el litoral mediterráneo descargando en algunas zonas más de 500 litros de agua por metro cuadrado; en la provincia de Valencia llovió en un par de horas lo que suele llover en todo un año. La llamada DANA de octubre de 2024 dejó 229 fallecidos, según los datos oficiales más recientes, miles de damnificados y daños materiales incalculables. En las horas y días siguientes, los reportes fueron dejando claro que muchas de esas muertes podrían haberse evitado si el gobierno de la Comunidad Valenciana hubiese hecho su trabajo. No lo hizo. No lo hizo antes de la tragedia, cuando ignoró las alertas del Sistema Meteorológico Español, ni cuando Carlos Mazón, el presidente comunitario, anunció que lo peor ya había pasado y se negó a emitir una alerta para que se suspendieran actividades. Tampoco lo hizo después: no declaró el estado de emergencia ni aceptó la entrada de equipos de rescate enviados por otras comunidades. El gobierno no previno y tampoco reaccionó.
El miércoles pasado, mientras llegaban los reportes de horror por la explosión de una pipa en el puente de la Concordia, en Iztapalapa, no pude evitar pensar en las similitudes de la emergencia. En Valencia, la catástrofe era inevitable: nadie podía detener la entrada de una DANA. En la Ciudad de México, en cambio, el accidente pudo evitarse: que las pipas de la empresa Silza circularan sin licencias, bajo conocimiento de las autoridades, fue un acto de negligencia criminal. Y, sin embargo, lo común en ambos escenarios no es la causa del desastre, sino la ausencia de un Estado funcional capaz de responder con rapidez y proteger a su población. Que en Valencia se minimizara la amenaza, y que en México se tolere la ilegalidad de empresas privadas, debería bastar para la destitución de funcionarios y el inicio de procesos judiciales. Nada de eso ha sucedido. Carlos Mazón sigue al frente de la Comunidad Valenciana y, en México, lo único que ha dicho la fiscalía es que “las empresas están colaborando con las autoridades”.
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