Por Heidi Osuna
Más de 50 días del devastador conflicto entre Israel y Hamás han dejado una cicatriz indeleble en la historia, uno de los crímenes de guerra más atroces contra civiles en este siglo. Sin embargo, finalmente, un rayo de esperanza llegó a Gaza e Israel. Después de tanto sufrimiento de civiles, se logró una tregua que permitió el regreso a sus hogares de 315 civiles. Entre ellos, 105 rehenes secuestrados por Hamás -81 israelíes y 24 extranjeros- mientras que Israel liberó a 210 presos palestinos que sin juicio alguno ni razón habían sido encarcelados, todos mujeres y niños.
Esta pausa ha sido un bálsamo en un escenario de pesadilla y ha representado una oportunidad trascendental. Ha sido una oportunidad para llevar ayuda humanitaria y mantener viva la posibilidad de la paz permitiendo que 315 personas se reúnan con sus familias y seres queridos.
A casi dos meses del inicio del conflicto, el mundo ha sido testigo de la crueldad que Israel ha infringido a civiles, tanto a sus ciudadanos como a los palestinos. Hoy Gaza es el lugar más peligroso del mundo para ser niño, según la UNICEF, al menos 4,324 niños han sido asesinados por los ataques indiscriminados. Un lugar donde Israel convirtió los refugios de Naciones Unidas en trampas mortales y los hospitales en siniestros escenarios de batalla.