Otro rescate que no fue, de una desaparición que sí fue

El trabajo periodístico de Barrera Rodríguez, al menos en su columna de El Informador, es crítico del gobierno, al que denuncia por haber cedido mucho terreno y autoridad al crimen organizado.

Otro rescate que no fue, de una desaparición que sí fue
Alejandra Ibarra

Por Alejandra Ibarra Chaoul
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El último video donde aparece Jaime Barrera Rodríguez, periodista de Jalisco, es del lunes 11 de marzo. La hora de la grabación --14:03– quedó plasmada en una esquina de la pantalla mientras el periodista salía de El Líder Informativo, donde conduce un programa de radio. Después de eso no se supo más de él. No llegó a la comida con sus hijos ni al noticiero nocturno que conduce en N+. 

A las 21:00 horas de ese lunes, su familia denunció la desaparición en la fiscalía estatal y, al día siguiente, en rueda de prensa, las autoridades anunciaron que entre 3 y 4 personas, al menos una con arma larga, lo esperaban afuera de las instalaciones del medio para “levantarlo” --porque sin exigir un rescate no es secuestro. Y aunque a las 22:30 horas del 11 de marzo encontraron su coche abandonado y un día después, durante la noche del 12 de marzo, localizaron otra camioneta presuntamente vinculada a la desaparición del periodista –lijada y a punto de que la pintaran de otro color--, la noche del martes terminó sin más información.   

Barrera Rodríguez, oficialmente desaparecido el 11 de marzo de 2024, es un periodista local de Jalisco reconocido a nivel nacional. Su desaparición combinó dos realidades. Por un lado, el aumento de la violencia generalizada en Jalisco; y, por el otro, los constantes ataques contra la prensa durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, incluyendo el aumento de violencia física contra periodistas de alto perfil en empresas mediáticas fuertes.

Jalisco es el estado con más personas desaparecidas y no localizadas en todo el país, sumando 14 mil 967 en total, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Búsqueda y, según análisis de la organización Data Cívica, el perfil de la mayoría de estas personas es: hombres de entre 30 y 44 años. Desde hace años, Jalisco se ha convertido en uno de los epicentros de la violencia en México. 

En su columna de El Informador, Barrera Rodríguez escribe precisamente de eso: sobre el aumento de la violencia en Jalisco, de las desapariciones, de la ausencia de respuestas por parte de las autoridades, de todo lo que existe en la intersección entre seguridad y política. Tan solo en lo que va de este año, publicó sobre la violencia en el contexto de las campañas electorales; criticó las rutas insuficientes de transporte público; anunció la detención de un líder del Cártel Jalisco Nueva Generación donde “bloqueos que cometieron las milicias del narco” lograron su liberación; analizó una serie de multihomicidios en Tlaquepaque que parecieron ser una disputa por control territorial entre grupos del crimen organizado; criticó acuerdos entre el Estado, grupos del crimen organizado y la iglesia; se escandalizó ante la muerte de policías y militares causadas por minas terrestres enterradas por narcos; comentó el video donde una mujer wixárika le pide ayuda al líder del CJNG. 

El trabajo periodístico de Barrera Rodríguez, al menos en su columna de El Informador, es crítico del gobierno, al que denuncia por haber cedido mucho terreno y autoridad al crimen organizado.

“La verdad es que Jaime es un rockstar del periodismo”,  me explica una amiga, reportera tapatía antes de empezar a enlistar todos sus espacios de colaboración: “una mesa del canal 44, su columna de opinión en El Informador, el noticiario de la noche en N+…” Jaime, como le dicen allá, también es ex director de Mural, director de Milenio Jalisco, colaborador de radio y tele de UdeG. “Es el rostro más visible de la televisión acá”, comenta otro periodista de Jalisco el 12 de marzo en una entrevista para Radio Chilango. 

En el país más peligroso para el periodismo es poco común que desaparezcan, asesinen o ataquen visiblemente a los comunicadores con presencia nacional y, sobre todo, a aquellos que tienen el respaldo de grandes empresas mediáticas. Las excepciones se cuentan con una mano. La última vez que un caso involucró a comunicadores de una televisora fue en 2007, cuando desaparecieron a Gamaliel López y Gerardo Paredes de TV Azteca en Monterrey, Nuevo León. Sin embargo, este sexenio se ha caracterizado por criticar, vilipendiar y señalar a la prensa como enemiga, al punto de filtrar información privada de periodistas, exponiéndolos a acoso y amenazas. El 15 de diciembre de 2022, también, sucedió el atentado contra Ciro Gómez Leyva, conductor de noticieros en Imagen Televisión y Radio Fórmula, a quien le dispararon desde dos motos mientras salía de las instalaciones de Imagen Televisión. Lo salvó el blindaje de su camioneta.

Podría parecer que la violencia generalizada en Jalisco es el motivo de la desaparición de Barrera Rodríguez, pero su perfil --el de un hombre visible y reconocido de 56 años-- no coincide con el de la mayoría de desaparecidos en Jalisco y México: jóvenes de entre 30 y 44 años a los que engañan con falsas pretensas de trabajos temporales, bien pagados, en call centers o a través de compras en línea para llevárselos. La motivación para desaparecer a Barrera Rodríguez parece estar más vinculada a su denuncia de la violencia que la posible aleatoriedad de la misma.

Mi amiga reportera, agotada después de ir a marchar para exigir una investigación pronta en el caso, me comparte: “Una persona así, como Jaime, dijimos: va a aparecer”, y hace una pausa, como convenciéndose de lo que va a decir… “tiene que regresar con bien”.

Finalmente, en la madrugada del 13 de marzo, a 36 horas de desaparecer, el periodista fue liberado en un crucero, en un caso prácticamente igual a una columna que publicó días antes, titulada El rescate que no fue sobre “la privación ilegal de la libertad de un hombre de alto perfil”, que apareció horas después de que lo levantaran. En entrevista, Barrera Rodríguez dijo que sus captores lo cuestionaron sobre su trabajo periodístico y lo golpearon, a manera de advertencia.  

*Alejandra Ibarra Chaoul es politóloga y periodista. Dirige Defensores de la Democracia, una organización que conserva y analiza el trabajo de periodistas asesinados y desaparecidos en México. Ha publicado en medios como The Washington Post, Rest of World, Worcester Magazine, Letras Libres, Gatopardo y Ríodoce, entre otros. Es autora de los libros El Chapo Guzmán. El Juicio del siglo (Aguilar 2019) y Causa de muerte: cuestionar al poder (Aguilar Ideas 2023). 
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@luoach

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