Esta lucha continúa
Si pudiera explicar cómo llegó el feminismo a mi vida y ahora me siento parte de esta lucha es debido a muchos desacuerdos que he tenido a lo largo de mis días de los que antes no me daba cuenta.
Por América Jiménez Rivero
Hace un año marché por primera vez y podría decir que el 8 de marzo de 2022 tuve la oportunidad de vivir una de las experiencias más reconfortantes: el salir a las calles por un momento se volvió muy seguro, como pocas veces en mis 20 años me sentí tranquila y segura conmigo misma y no sentí miedo. Éramos más de 70 mil mujeres gritando y apoyando este movimiento, la emoción que se sentía era bastante enérgica, éramos miles de voces unidas por una misma causa.
Si pudiera explicar cómo llegó el feminismo a mi vida y ahora me siento parte de esta lucha es debido a muchos desacuerdos que he tenido a lo largo de mis días de los que antes no me daba cuenta.
Fue hasta que empecé a conocer y escuchar historias del movimiento feminista que todo me fue haciendo sentido y así, poco a poco, fue como empecé a tener un mayor criterio acerca de mis acciones y las de los demás.
Siento que todavía hay mucho por deconstruir, pero lo que he vivido durante los últimos años de mi vida, como la convivencia con mi familia, los comentarios negativos, la escucha infinita de distintas historias, que la mayoría quedan silenciadas porque no creen a las mujeres y las personas que las cuentan me han hecho más analítica, y es aquí donde incluso la reflexión de una sola persona marca la diferencia, pues es así como se fueron formando numerosos colectivos de mujeres que luchan.
Algo fundamental que he visto con el movimiento feminista y que me parece tan necesario, son todas las herramientas para informar a las mujeres sobre los diferentes tipos de abuso, pero principalmente las redes que se han formado para decirles a dónde y con quién pueden acudir porque YA NO ESTÁN SOLAS. Hoy hay todo un grupo de mujeres valientes abriendo las puertas; incluso para mí es reconfortante saber que alguien entiende mis miedos y lucha contra ellos cuando a veces ni siquiera yo puedo hacerlo.
Hace un año que estoy dentro de una red de apoyo y me siento bien de formar parte de ella, somos un grupo de mujeres que estamos dispuestas a escuchar a otras, compartimos todo tipo de experiencias y eso en lo personal me ha ayudado bastante porque no me siento sola, hay alguien que me escucha y que me comprende. Y sobre todo, me he dado cuenta que la violencia hacia la mujer está más cerca de lo que una piensa.
Siento que hasta la fecha no he terminado de informarme y seguiré haciéndolo lo más que se pueda para estar al tanto de la situación en México y así poder brindar el apoyo que esté en mis manos tanto a mujeres que me rodean como las que pueda conocer en el camino.
Este 8 de marzo me siento feliz y agradecida de estar rodeada de mujeres fuertes y valientes como mi mamá, mi abuela y mis amigas. Todas ellas son mujeres que como yo, hemos sido víctimas en algún momento de violencia de género, llámese acoso, maltrato, rechazo… y hoy puedo decir, esta lucha sigue y seguirá hasta que ninguna de nosotras sufra más.
Hoy sé que pequeñas acciones logran grandes cambios y hacernos conscientes, por ejemplo, de lo que sale de nuestra boca y detenernos para no juzgar a la que está a nuestro lado, ser empáticas y ayudar en lo que esté a nuestro alcance es mucho.
No es una, ¡somos todas! las que saldremos a gritar este 8 de marzo y todos los días; marcharemos juntas por las que no pueden, ya no están y no tuvieron tiempo de gritarlo.
Marcho por mí, por ti, por las nuevas generaciones. Deseo y espero que todas las mujeres que van llegando a este mundo, a este país, crezcan siendo valientes, humanas, felices y no exista miedo en ellas.
Mis aplausos, mi admiración va para todas aquellas que a pesar de lo que han vivido salen a marchar sin miedo, porque el miedo hace mucho tiempo que nos lo quitaron. Seguimos en la lucha por nosotras, por ustedes y esto no va a parar. Las abrazo siempre.
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