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Por Claudia Fabiola Ortega Barba*
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Según John Perry Barlow (1996) en un documento que escribe titulado Declaración de Independencia del Ciberespacio, este se forma de transacciones y relaciones que se entienden como una quieta ola en la telaraña de las comunicaciones. El mundo está en todas partes. Se ha creado un mundo en donde todos pueden entrar y; por ello, se ha de estar atento a las oportunidades y riesgos sobre este sin asumir posturas radicales como las mostradas por Eco (1965) sobre los apocalípticos y los integrados.

Específicamente en México, el consumo de medios y el uso de los dispositivos móviles sigue siendo exponencial, basta con revisar algunos números como los mostrados por la Encuesta Nacional de Consumo de Contenidos Audiovisuales 2023, del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).

Ya desde mediados del siglo XX McLuhan (1969) vislumbraba el impacto de los medios tecnológicos en las dinámicas sociales. Las tecnologías digitales, y específicamente las aplicaciones que se tienen en los distintos dispositivos, han transformado la manera en cómo se comunican las personas, se construye el conocimiento y se accede a la información.

Con el acceso a los teléfonos inteligentes conectados a internet, se tiene contacto con un número ilimitado de contenidos e interacciones; por lo anterior, se requiere de un usuario crítico y ético que tenga las competencias para manejarse en los ecosistemas digitales. Es decir, el ciudadano de un mundo digital siempre conectado ha de estar preparado para los flujos de información y las interacciones que se generan en este: los ciudadanos digitales educados poseen la facultad de navegar de manera segura y eficaz en el mundo virtual, siendo responsables y competentes con relación al manejo y aprovechamiento de la información.

No obstante, estas alfabetizaciones también involucran el uso ético de: los medios, la información, la tecnología y las interacciones mediadas por ésta. Es, a la vez, un área de contenido y una forma de vida; no se trata sólo de la adquisición de habilidades técnicas,sino que comprende de igual manera el desarrollo de marcos referenciales para la coexistencia en sociedad.

Es así como, a la tarea formativa que los padres han de cumplir, se suma la necesidad de orientar la participación de los menores hacia la ciudadanía digital, pues la incorporación de las TIC a los hogares es parte de la vida cotidiana.

Los padres de familia identifican distintos retos a los cuales se han enfrentado en relación con las tecnologías móviles y cómo estas han estado presentes en la dinámica familiar. Un primer desafío ha sido la decisión en relación a cuál es la edad adecuada para entregar a los hijos un dispositivo móvil como el celular, la tableta o la computadora portátil. Asimismo, les preocupan los peligros a los cuales sus hijos están propensos por la tecnología, estos se pueden clasificar en riesgos de contenido, de contacto y de conducta; en los primeros, destaca el acceso a información nociva (Ortega-Barba et al., 2015); en los segundos, la relación con extraños, la violencia, la extorsión y el hackeo, mientras que en los terceros aparece el contenido de lo que comparten (cuidado de la huella digital) y el aislamiento familiar.

A pesar de que algunos padres consideran que las tecnologías permiten la socialización en posiciones remotas, es un desafío promover dicha socialización en contigüidad. Partiendo de la experiencia, los padres de familia destacan como otros desafíos los que se presentan a partir de ellos mismos y no de sus hijos, como el poner el ejemplo y la ingenuidad. Es así como algunos padres reconocen conductas adictivas en su relación con los dispositivos móviles.

La experiencia muestra una realidad multidimensional y dinámica, abarcando distintas esferas de la vida cotidiana y mostrando las preocupaciones de los padres de familia en torno a dicha realidad, en donde se presenta a los dispositivos como medios que, según el uso dado, pueden ser peligrosos y al mismo tiempo beneficiosos.

En relación con la seguridad, los padres muestran al dispositivo como un arma de doble filo, una de las razones por la cual estos deciden dar un dispositivo móvil a sus hijos es para estar tranquilos, ya que les permite estar comunicados; sin embargo, también abre la puerta a los desconocidos.

En cuanto a los riesgos versus las ventajas, las primeras se refieren principalmente al consumo de materiales en torno a lo sexual o violento, la comunicación arriesgada y el uso compulsivo de los dispositivos frente a prerrogativas como facilidad para el acceso a la información y opciones para la multiplicidad de tareas. Aunado a lo anterior, los padres de familia no sólo muestran su preocupación por la situación problemática planteada, sino que presentan acciones las cuales han llevado a cabo para atender dichos retos como el formarse en el tema, lo que se alinea a lo propuesto por Yayan, Düken, Dag y Ulutas, (2019) sobre una necesaria formación mediática que potencie aspectos emocionales y actitudinales en las personas. Ello resulta de vital importancia, pues ciertos problemas en la familia se dan por las características de la edad de los hijos, especialmente los adolescentes cuyas emociones y actitudes se están formando.

Es por lo anterior que los padres de familia han de tener conocimiento; por un lado, sobre la tecnología y; por el otro, en torno a las características de la etapa evolutiva que están viviendo sus hijos para favorecer la comprensión de ciertas conductas de los adolescentes y ello facilite la comunicación y las relaciones familiares sanas, dando lugar a la aceptación por parte de los padres y madres de las diferentes formas de interactuar que tienen las generaciones más jóvenes, y que en ocasiones crean conflictos en la convivencia.

Sobre el tema destaca distintas acciones propuestas por estudios como el de Torrecillas-Lacave, Vázquez-Barrio, Suárez y Fernández-Martínez (2020), sobre el control del contenido y los tiempos. Asimismo, se agregan otras encaminadas a la formación como la explicación de los riesgos, la concientización sobre el uso y la educación en valores.

Finalmente, algunas recomendaciones son: ser ejemplo, alargar la edad en el uso de dispositivos conectados a internet, pues estudios muestran que la edad promedio en el uso de internet ha bajado de los nueve años a los seis años (Gamito, Aristizabal, Vizcarra y León, 2020; Garmendia, Jiménez, Casado y Mascheroni, 2016), establecer horarios para revisar los medios sociales y así no interfieran con otras actividades importantes, explicar a los jóvenes sobre la huella digital y las consecuencias de no cuidarla, tomar la iniciativa, mantener charlas con los hijos sobre el consumo mediático y las interacciones que realizan, consensuar dentro de la familia una estructura temporal que permita trabajar, estudiar, relacionarse entre iguales, relajarse y seguir manteniendo un buen clima familiar y establecer unos valores éticos dentro del mundo digital, todo ello para buscar el bienestar familiar.

Referencias

Barlow, J. (1996). Declaración de independencia del ciberespacio.

Eco, U. (1965). Apocalípticos e integrados. Lumen.

Gamito, R., Aristizabal, P., Vizcarra, M. y León, I. (2020). Seguridad y protección digital de la infancia:retos de la escuela del siglo XXI, Educar, 56(1), 219-237. educar.1113

Garmendia, M., Jiménez, E., Casado, M. y Mascheroni, G. (2016). Net Children Go Mobile:Riesgos y oportunidades en internet y el uso de dispositivos móviles entre menores españoles (2010-2015). Madrid: Red.es/ Universidad del Pais Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU).

Instituto Federal de Telecomunicaciones [IFT], (2023). Encuesta Nacional de Consumo de Contenidos Audiovisuales 2023.

McLuhan, M. (1967). El medio es el mensaje. Un inventario de efectos. Paidós.

Ortega-Barba, C. et al. (2015). Dilemas éticos en torno a los usos de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC): ciberacoso y otros peligros, Educación y tecnología, 3(8), 89-99.

Torrecillas-Lacave, T., Vázquez-Barrio, T., Suárez, R. y Fernández-Martínez, L. (2020). El papel de los padres en el comportamiento online de menores hiperconectados. Revista Latina de ComunicaciónSocial, 75, 121-148.

Yayan, E., Dag, Y., Düken, M. y Ulutas, A. (2018). Investigation of relationship between Smartphoneaddiction and internet addiction in working children in industry. International Journal of Human Sciences, 16(1), 143-154.

*Claudia Fabiola Ortega Barba es profesora-investigadora de la Escuela de Pedagogía de la Universidad Panamericana y directora de Investigación de la Universidad Panamericana.

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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