Las candidaturas, el miedo y el vago: La incertidumbre
Henos aquí, hoy, criticando a una por ser judía, a la otra por sentirse india, a alguien por empeñarse en no sumar y a uno más, por berrinchudo.
Por Claudia Pérez Atamoros
Son tiempos de ilegalidades. Al diablo las instituciones. Al carajo con la ética.
Lo primero es “informar”. Lo demás es lo de menos.
Pero, ¿cómo abstraerse de lo ilegalmente noticioso?
Se los dejo a los eruditos de la comunicación…
Yo sólo sé que los titulares y notas más relevantes giraron -los últimos meses- en torno a una ilegalidad. La oposición y Morena, el presidente y los informadores dejaron a un lado la ética y el respeto a la ley, a los tiempos electorales para sumarse, TODOS, en una bola de nieve que arrastró tanta porquería que henos aquí, hoy, criticando a una por ser judía, a la otra por sentirse india, a alguien por empeñarse en no sumar y a uno más, por berrinchudo.
Yo tengo miedo. No sé si el miedo sea siempre universal. Sin duda es parte del ser humano desde tiempos ancestrales. Incluso los bíblicos. Pero… mi miedo es terrenal. No me deja dormir.
Me sudan las manos. El nervio vago está en permanente estímulo con el estrés y la ansiedad que me genera, a un año de distancia, no tener claro en dónde estoy parada ni cómo mirar las elecciones que se avecinan.
Falta poco. Y comienza el mentado y tradicional año de Hidalgo: ya saben, chin chín… el que dejé algo.
Voté por el proyecto de Morena. Fuí ingenua, tonta,borrego… creí en todas y cada una de las personalidades que se sumaron a él y como muchas de ellas hoy siento que me ha quedado a deber en muchos rubros. Por eso no dudo que la robadera va a estar de a peso.
Pero luego me pregunto ¿será en la misma proporción que los sexenios anteriores? Por lo pronto constato la mala memoria y mi miedo crece al ver bañándose de pureza, por ejemplo, a Rosario Robles. ¿Y la Estafa Maestra apá?, fue sobreseída la causa penal pero no fue exonerada de su responsabilidad. Se fue al área administrativa y está en proceso de ofrecer la reparación del daño. Inocente paloma, no es.
Ahí está también Lozoya, el caso Segalmex, el informe con 22 párrafos semejantes de Xóchitl, a la ministra pirata…
Nadamos entre mares de inmundicia noticiosa, de “fake news”, doble y triplemente malintencionadas. Entre politiquería e información pueril. Entre egos acendrados y acrecentados y nula visión de estrategas.
No la tenemos nada fácil quienes creemos que los derechos humanos son irrenunciables. Tampoco por ser mujeres. ¡Visión pesimista! Echemos al vuelo las ilusiones: ¡TENDREMOS PRESIDENTA!
A qué precio y a costa de qué. No estaba equivocada Simone de Beauvoir al decir que “ el miedo y el “vértigo de terror” motivan la fuerza de mantener las cosas como están a través del proceso sistemático de idealización. Pero… Ahí está Helen Keller para recordarme que “el miedo es una sombra oscura que se desvanece cuando te enfrentas a él”. Y por más miedo que tenga provocado por la incertidumbre de los tiempos que vislumbro, se que se avecinan momentos, también, de profundo análisis, de profunda selectividad, de analizar, con la cabeza bien fría y el corazón domado, las promesas de cada una pero sobre todo y ante todo, la coherencia de vida y la ética de cada cual.
Enfrentemos lo que viene con el nervio vago bien ejercitado. Recordemos que éste entrenado nos ayuda a estar en modo alerta pero en calma, a estar preparados para responder de manera adecuada a las situaciones de peligro.
Que me odien las feministas pero… no por ser mujer vamos de gane. Ser mujer a mí sigue sin garantizarme nada. Ni derechos, mucho menos la vida.
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