Magdalena Mondragón, ¿quién más?

Justo en un mes se cumplen 110 años del nacimiento de una periodista ejemplar, Magdalena Mondragón Aguirre, nacida en Torreón, Coahuila, un 14 de julio de 1913.

Magdalena Mondragón, ¿quién más?
Claudia Pérez Atamoros
Por Claudia Pérez Atamoros
A tu memoria y la de Ofelia, tu hermana.

Única y espectacular en su trato y en su profesión. Mil anécdotas retratan y rodean su vida. Su obra está ahí, incuestionable, inquebrantable, real, palpable y vigente.

Justo en un mes se cumplen 110 años del nacimiento de una periodista ejemplar, Magdalena Mondragón Aguirre, nacida en Torreón, Coahuila, un 14 de julio de 1913. Pionera indiscutible del quehacer reporteril en nuestro país,  mujer echada pa´lante a quien el oficio cobijó de manera espectacular.

Multitasking, multitareas, que lo mismo escribía un libro que una obra de teatro; un reportaje que una crónica; que hacía entrevistas a los hombres más poderosos y que, como pocas, muy pocas, era amiga de sus amigas.

Escribió columnas de opinión, ensayos. Dramaturga de primera. Enamorada en tres ocasiones, ninguna ante el altar. Poeta de gran calado: “Si mis alas nacieran”, 1960.

Desnuda estoy así, a toda muerte,

Con mi muerte desnuda y descarnada,

Hecha de azúcar mi osamenta frágil,

Derretida en el vino de mi sangre.”

Maestra de generaciones y ejemplo aún para muchas más. Mezcalera y tequilera de corazón, un corazón que latió al ritmo de su época y que, a la vez, estalló visionario y aguerrido. Siempre, hasta su último suspiro el 5 de julio de 1989, víctima de cáncer mamario y a tan sólo unos días de festejar su cumpleaños 76.

Fue LA PRIMERA ( así con mayúsculas) latinoamericana que dirigió un periódico (Prensa Gráfica, 1950), la primera fémina en la sala de redacción cubriendo la nota roja, la primera periodista mexicana en entrevistar a un presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt. Aquí parte de lo expresado por ella misma: “Era la única periodista mexicana, estaba muy nerviosa, imaginaba en ese momento mil cosas. Me temblaban hasta las piernas. Me impresionó mucho verlo llegar en su silla de ruedas. Nunca se borró de mi mente su aspecto pálido y enfermo. Poco a poco el presidente fue acercándose a los periodistas y pude vislumbrar con claridad su cara, una cara poblada de arrugas. Por fin lo tuve muy cerca de mí y me di cuenta de cada uno de sus movimientos. Frío, calculador pero agradable. Los periodistas comenzaron a lanzar gran cantidad de preguntas. Yo… esperé. Al llegar mi turno hice tres preguntas sobre el petróleo y la expropiación, era el tema que más interesaba a México.”

La primera reportera que cubrió la fuente presidencial con Lázaro Cárdenas y por ende la primera en ganarse “las 8 columnas” y su firma en la primera plana del diarismo nacional (1938).

Fue también la primera en escribir una novela reportaje seleccionada como “Libro del Mes” por el Club del Libro de Nueva York, Yo, como pobre (1944). Una novela reportaje de gran impacto que abordó, por primera vez, el entorno de quienes viven de la basura en México y que años más tarde inspiraría la pluma de Bambi, de Ana Cecilia Treviño (otra pionera del periodismo… pero esa es otra historia que corresponde a otras muchas pioneras sobre las cuales dí una probadita en mi nota publicada con motivo de la presentación oficial de esta plataforma que me invita a escribir Opinion51) a realizar el libro Basura de Oro sobre el asesinato del líder de los pepenadores, Rafael Gutiérrez. Hoy, Sandra Romandía seguramente los englobaría como la octava mafia de la CDMX.

Fundadora de la primera colonia del Periodista, en Lomas de Sotelo en la CDMX;  del periódico Chist y con una treintena de escritos literarios en su haber, abrió brecha para que las mujeres escribieran sobre La Revolución, Puede que el otro año (1937), fue también de las primeras corresponsales mexicanas y  la primera en entrevistar a un expresidente mexicano en el exilio, Plutarco Elías Calles, 1940. He aquí una probadita.

Mondragón.: ¿Ya tiene usted todo preparado para su regreso?

Calles.: “Todo”.

M.: Pero un hombre como usted, general, que ha regido los destinos de nuestro país, que se hizo acreedor al título de “Hombre fuerte de México”, no puede permanecer indiferente.

C.: (Calles se queda pensativo, y dice al fin, con lentitud, tomando de nuevo su café). “Cierto, no puedo permanecer indiferente. Volveré a México cuando hayan pasado las elecciones, para evitar suspicacias, y después sabremos realmente lo que ha quedado; y lo que quede, de lo que quede —recalcó—, veremos qué se puede hacer. “Se acercan días críticos para nosotros. La guerra en Europa tendrá repercusiones para América, repercusiones imperialistas, invasionistas. Tiene usted razón, ningún buen mexicano puede permanecer indiferente: su deber es luchar, aunque sepa que la lucha en bien de la patria es una lucha estéril.”

Como reportera trabajó para El Siglo de Torreón y  La Prensa; como corresponsal para Excélsior y El Universal. Dirigió por más de una década El Boletín Cultural Mexicano. En vida recibió innumerables reconocimientos y se instituyó en su honor y con su venia, por parte de la Asociación de Periodistas Universitarias, La Medalla Magdalena Mondragón como reconocimiento a las periodistas con larga trayectoria (más de 50 años)  así como  El Diploma del mismo nombre a las periodistas jóvenes, incipientes, mismo que  recibí de sus manos  en el Club de periodistas en 1987 (¡cebollazo!) por los reportajes realizados para el programa Proyección 2000 que producía entonces, el recientemente fallecido maestro, Ricardo Rocha en alianza con Benjamín Hidalgo para el Canal 2 de Televisa.

Escribió piezas periodísticas de primera. Con conciencia y denuncia. Su sentido del humor era, en público y en privado, en sus columnas y en sus dichos, de un sarcasmo exquisito. Escribió un ensayo hecho libro en el que dejó prueba fehaciente de ello. Adelantado y audaz para la época: Los presidentes dan risa, 1948, prohibido en su momento, en donde hace todo un recorrido de los presidentes hasta entonces de nuestra nación y un catálogo de los chistes que el pueblo ha creado, desde siempre, sobre esa figura que se embruja al sentarse en la silla presidencial.

Escribe:

“El pueblo se ríe de sus mandatarios. El chiste político en México es el mejor de los chistes y se le ha explotado en todos los órdenes…

“Pocos pueblos han sufrido tanto como el mexicano en su lucha por "ser", y nadie puede acusarnos de indiferentes; no porque nos ríamos. Cuando el pueblo se cansa de reír, se indigna; y bien consta en la historia en qué forma lo hace…”

“El pueblo de México ante la miseria, ante la opresión, ante el hambre, ante las desilusiones, tiene dos puntos de escape: el chiste y la quema de los judas que efectúa, esto último, anualmente . ¡Y con qué saña lo hace! ¡Cómo se venga, en este día, de los judas de la política mexicana! Pero no voy a comentar la parte amarga…”

“Aunque haya algunos chistes sangrientos; aunque otros sean malévolos o inocentes, esto no debe preocupar a los mandatarios; lo que debe preocuparlos profundamente, es que el pueblo deje de reir…”

Su ejemplo y tenacidad son fuente de inspiración.

“Yo logré, como anécdota periodística, una entrevista exclusiva con el general Cárdenas en la que se destapó la incógnita del sucesor presidencial, que terminó siendo Manuel Ávila Camacho. Cárdenas me dio una entrevista por el Lago de Pátzcuaro y no utilicé grabadora… Envié el trabajo con un camionero. Le dije: –Mire, soy reportera, compañero. Pero usted va a ser el reportero esta noche. Lleve esta información a La Prensa, aquí tiene 50 pesos. Yo sabía que iban a controlar el telégrafo y el teléfono. Entonces mandé todo con un canchanchán camionero. De esa manera llegó oportunamente, y salió muy bien. Ya lo otro no me importaba, lo político era lo principal; lo demás, lo educativo, lo agrario, ya no tenía importancia. Cerraron los bancos tres días, fue una bomba.”

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@perezata

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